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Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
Una oportunidad para soluciones desde la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, está en la energía; su generación, distribución, mitigación de impacto ambiental e incluso almacenamiento.
Hace unos días hemos sabido de la iniciativa enviada desde Palacio Nacional al H. Congreso de la Unión: la nueva Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, de corte claramente estatista.
Corresponderá a un análisis de economistas, diplomáticos y políticos las implicaciones económico-financieras, las hacendarios, así como en los acuerdos comerciales signados, con rango constitucional, y en costes del servicio a nosotros como usuarios.
En términos personales, me parece que abrir el mercado a ofertas por calidad en la generación y distribución de electricidad podría reducir el coste por kilowatt; siempre es mas conveniente tener mejores servicios a menor precio, mientras que los monopolios no se caracterizan por esta cualidad.
Esta columna tiene foco en los impactos y requerimientos en políticas públicas sobre la CTI y viceversa.
La relación con CTI emerge cuando, en el Capítulo II, Artículo 9º, fracciones V y VI, de la ley hoy vigente, se obliga, por definición de su objeto, a la Comisión Federal de Electricidad, CFE, a
(a) Promover la investigación científica y tecnológica nacional en materia de electricidad; y
(b) – Promover el desarrollo y la fabricación nacional de equipos y materiales utilizables en el servicio público de energía eléctrica.
Veamos, ¿cómo ha promovido la CFE la investigación en CTI para la materia de electricidad?, ¿Se ha integrado a algún sistema con universidades, centros públicos de investigación u otra alternativa?
Las respuestas a ambas preguntas son no; la reforma de ley es una oportunidad para corregir; pero, como está el texto, tampoco da luz.
Con el proyecto de ley será peor.
La propuesta de Presidencial centraliza en CFE y da nueva vida a Luz y Fuerza del Centro; situación que luce mas como compromiso electoral, pasado y futuro.
El proyecto de ley busca obligar a la CFE a contribuir con la independencia y la seguridad energética nacional; ¿cómo hará eso generando electricidad con combustibles fósiles?, ¿hará desarrollo basado en CTI para la generación, distribución y almacenamiento de energía sustentable?
No se lograrán los más altos estándares internacionales ni una mejora de calidad sin el concurso de CTI seria y autónoma; aunque falta renovar infraestructura y capacidades técnicas instaladas es la única opción, así que se requiere a expertos en la materia con inercia competitiva internacional en la CTI misma.
Si bien hay centros públicos de investigación sectorizados en la SENER, a saber, el Instituto Nacional de Electricidad y Energía Limpias, INEEL, el Instituto Mexicano del Petróleo, IMP, y el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares, ININ; la CTI para electricidad requiere mas.
Se requiere CTI en materiales cerámicos, magnéticos, física e ingeniería de silicio y litio, alternativas electrogénicas marinas, aéreas, a partir de biomasa, hidrógeno e incluso nuclear; una interacción de diferentes disciplinas científicas para construir soluciones de bajo impacto medioambiental, sostenibles y de largo plazo.
De esto nada en la propuesta de ley.
Otro punto de traslape con universidades y CPIs, por el impacto en la formación de recursos humanos, está en la necesidad de promover el adiestramiento técnico de sus trabajadores; es claro que hay requerimientos a un sistema educativo nacional o ¿será como antes mediante autocertificaciones?, ¿cuál ente supervisará la calidad de la formación técnica, la misma CFE?
La iniciativa, en lo que corresponde a CTI, contiene enormes deficiencias; mas que pulir o perfeccionar lo que no se hacía hasta hora, revive y fortalece omisiones, como si en electricidad no se requiriera nuevo conocimiento, desarrollo tecnológico y productos que impacten al mercado; aun al mercado público.
Otra vez al trigo un proyecto de ley que desaprovecha la CTI nacional, de CONACYT ni sus luces.