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Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 23 de enero de 2019.- Todo estaba dispuesto para su llegada, ¿seguridad extraordinaria? Ninguna, apenas un par de rechonchos agentes privados que enlistaban al auditorio en el acceso del Colegio de San Luis, en la fila los cuchicheos no aludían otro nombre: Beatriz Gutiérrez Müller, la periodista, investigadora, la esposa de Andrés Manuel, la que no quiso el título de Primera Dama… visitaba San Luis Potosí.
Ya en el recinto no había butaca para nadie y los pasillos debían estar libres de cámaras o periodistas; atendida la instrucción, micrófono en mano se plantaron en uno de los accesos a las 4:00 de la tarde. El gruñido del estómago evidenció el ayuno de varios comunicadores, mientras su objetivo de entrevista recién había comido con el Gobernador, Juan Manuel Carreras, en el restaurante Arandela. Algunas reporteras lucían desaliñadas por el ajetreo del día, con maquillajes sudados y melenas encrespadas que intentaban peinar a cada momento… quince minutos después apareció el primer auto, dos chicas de ayudantía –ellas sí bastante frescas- descendieron con estilo, anunciando la llegada de Beatriz.
Aún detrás del parabrisas imponía, de tez blanca y naturaleza exquisita, con su recatada blusa en color rojo pasión. Al descender, su temple fue incluso más certero, una mujer práctica, nada hipócrita… como si supiera que pasará a la historia siendo pareja de Andrés Manuel López Obrador, pero brillando con luz propia, como pocas –o quizá ninguna- primeras damas han hecho.
No hubo tiempo de responder las preguntas, que le llovían una tras otra mientras avanzaba ligera, perseguida de su aroma a shampoo: ¿Cómo estuvo la visita a los heridos de Tlahuelilpan, Hidalgo?… ¿su postura sobre esto o aquello?, ¿que si los diputados de Morena no quieren bajarse el sueldo?, fue contundente: “Si quieren platicar, platiquemos de libros. Y yo no opino de política. ¿Les parece si al ratito?, porque luego no cubren los eventos”.
-“Pero doctora en San Luis Potosí, la violencia, los feminicidios”… y ya no hubo respuesta.
Sin más remedio que seguir aguantando el hambre -y entre pucheros- los comunicadores apagaban grabadoras para desfilar detrás de ella hacia el auditorio, ya cerca de las 4:30 de la tarde. El público soltó la primera ovación, mientras Beatriz caminaba a paso firme con unas cómodas botas de piel, subió al escenario y tomó el lugar junto a dos participantes más, esbozando sonrisas. Esa tarde se reflexionó la historia, incrustada en Episodios de la Revolución Mexicana de Rogelio Fernández Güell y Tepic Literario, una revista mensual de literatura, cuya edición, estudio y recopilación está a cargo de Gutiérrez Müller.
Llegado su turno de comentar -al final y media hora después de iniciado el evento- la escritora reconoció el esfuerzo que se ha hecho desde San Luis Potosí por la literatura nacional, rememoró a Francisco I. Madero y otros personajes de la historia mexicana… reiteradamente ponderó el papel de las mujeres en el mundo y conminó a que los varones colaboren con su crecimiento, eliminando el machismo tan arraigado aún… pero no fue más allá de la invitación risueña para que los hombres les permitan crear, escribir, leer, conocer.
-“Leer no hace daño, no da cáncer, no da lepra ni ninguna otra enfermedad mortal por hacerlo; ahora bien, si en casa no las dejan escribir, pidan su espacio, ¡tómenlo! Porque esto es un acto solitario y de creación, defiendan su derecho. Yo tengo que hacerlo porque soy de alma poética, sino escribo me voy a morir, pero todavía no quiero, y para vivir… necesito escribir”.
Tuvo la palabra más de media hora y mientras armaba una retahíla hipnotizante de cada obra, decenas de miradas se le clavaban atentas. A las 5:00 de la tarde se abrió el foro –previa advertencia de respetar el tema literario- y fluían poco a poco las preguntas, respuestas y uno que otro obsequio que rayaba en zalamería. Siete fueron las participaciones del público, el tiempo apremiaba y un debate a fondo sobre las verdades acerca de Agustín de Iturbide, Benito Juárez, Francisco I. Madero o Emiliano Zapata, no habría terminado jamás.
Pero hubo una intervención -la penúltima- que apabulló. Fue Oralia Correa López, la mujer potosina que se atrevió a revelar con crudeza el terruño que pisaba la periodista… uno que va más allá del estado con riqueza histórica y lejos de las intervenciones en época de la Revolución. Le habló del San Luis Potosí con 54 muertes violentas de mujeres en 2018, donde apenas 28 alcanzaron la etiqueta de feminicidio.
-“Que mejor manera de hacer frente al machismo Beatriz, que tu forma tan valiente de venir, con esa tranquilidad y sencillez a darnos tu mensaje; San Luis es un lugar castigado por muchísimos feminicidios y recordará este día como algo histórico”… y de nuevo, para el tema, no hubo contestación.
Una última pregunta, ya a las 6:00 de la tarde y dieron paso a la firma de libros. Apenas se despedía y, como si el asiento quemara, todos brincaron para integrarse a la fila. La promesa de 15 minutos tuvo que alargarse a 45… mientras avanzaban para lograr la fotografía, se notaba por igual a mujeres, jóvenes y algunos varones de sombrero, esos estigmatizados con el concepto de machos.
Cerca de las 7:00 de la tarde, los minutos caducaban de nuevo, se excusó para luego intentar escabullirse entre los pocos reporteros que cumplieron la premisa de cobertura. Cámaras y micrófonos revoloteaban alrededor por varios metros, pero logró subir a salvo a la Suburban blanca cercada por sus auxiliares… los reporteros suplicaban, seguían sin comer por esperarle, y al fin regaló menos de dos minutos para referir lo mismo que al comienzo: “Yo no les opino de política”.
Pero la terquedad periodística no podía soslayar la presencia de la esposa del presidente en un territorio hostil para las mujeres, y regresó al embate con la misma pregunta. –“Doctora, San Luis Potosí es un estado donde ocurren feminicidios casi a diario, ¿Sería urgente que se tipifique se delito como grave?”.
-“Cualquier delito es de urgente resolución”, soltó como respuesta, enseguida definió qué tan segura se siente como esposa de Andrés Manuel López Obrador: “¿Pues qué es seguro en esta vida? Hoy estamos y mañana no”.
54 no están desde el año pasado. Pero su mensaje para las mujeres potosinas se enfrascó en un “Las quiero mucho”… “Lean, los invito a leer”, luego partió. Hubo oídos sordos al tema de las ausencias, fue práctica y eligió no opinar de historias que se leyeron ya, plasmadas en nota roja.