Libros de ayer y hoy
La transparencia es como es limón que cae en la herida de muchos gobiernos y el del presidente Andrés Manuel López Obrador no es la excepción. Apenas el 15 de abril dio a conocer la nómina de la Administración Pública Federal, pero más tardó en decirla, que en fallarle el sistema.
La responsabilidad recayó en la Secretaría de la Función Pública a cargo de Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, quien creó el portal https://nominatransparente.rhnet.gob.mx/ que hoy no tiene acceso en internet.
“Se puede consultar de manera sencilla y amigable el ingreso bruto y neto de los servidores públicos del Gobierno de México”, presumió la funcionaria en la mañanera del 15 de abril. Pero si usted intenta entrar al Portal Nómina Transparente para conocer los ingresos bruto y neto de 1.4 millones de servidores públicos, 1.7 millones de maestros y 17 mil servidores de la nación que realizan los censos del bienestar, ya no es posible.
El espíritu de tal iniciativa lopezobradorista era difundir la nómina al 100%, no sólo la de 100 mil funcionarios que según diagnosticaron, era lo que informaba el anterior presidente, Enrique Peña Nieto.
Ese día, López Obrador dijo que “antes no se podía saber cuánto ganaban a ciencia cierta los servidores públicos y esto ya es un avance, el transparentar esta información, que se va a ir actualizando”. Pero el Portal Nómina Transparente resultó un petardo y lejos de estar al día, simplemente desapareció.
Y es que nadie está de acuerdo en que sus ingresos sean conocidos por ojos ajenos, por más que surjan de los dineros públicos. Los primeros en molestarse fueron los maestros y de los petroleros no se diga, hallaron la ruta del amparo para negarse a informar sus jugosas nóminas.
Pero no hay que ir tan lejos, aquí mismo en San Luis Potosí, siempre ha sido tortuoso conocer el manejo del erario. Lo hemos visto en órganos autónomos como la UASLP, donde ni siquiera el rector Manuel Fermín Villar Rubio transparenta su sueldo; en el Gobierno del Estado, nunca han quedado claros los ingresos del Gabinete y los supuestos recortes a sus percepciones en el plan de austeridad; en el poder Judicial de Juan Paulo Almazán Cue, aparece gran cantidad de documentos con números que confunden a cualquier ciudadano; casi ningún alcalde informa su patrimonio, sólo publican su sueldo y no todos; los sindicatos se volvieron más oscuros que la noche negra y mientras tanto, la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública (Cegaip), no termina de controlar la ley ni sancionar a quienes la violan.
Ojalá que AMLO diga en San Luis Potosí, en su visita del viernes, qué piensa hacer al respecto, porque eso también es corrupción -su bandera de lucha-, la corrupción de la ley y las normas en la 4T por parte de todos.