Esquiroles de oposición, apoyan a Morena
Hugo Páez
No escucho la voz de Andrés Manuel López Obrador pidiendo investigar a Rosario Robles Berlanga, como lo hizo el 22 de febrero, reproducida en su revista Regeneración (https://goo.gl/zkGcWF)-.
El candidato de Morena la acusó de desvíos públicos como titular de Sedesol y Sedatu, además de prometer justicia ante la brutal corrupción en el gobierno federal, pero ahora se acumuló la evidencia y emergen nuevos datos con grandes cantidades de manejo en efectivo… pero hay un pacto que enfurece cada vez más a quienes les prometió llevar a los corruptos ante la justicia.
La autodefensa de Robles es un manual de supervivencia del cínico.
La titular de Sedatu no descarta el involucramiento de sus subalternos en el escandaloso desfalco, que, tan sólo en efectivo, rebasa los 700 millones de pesos, según datos de la Auditoría Superior de la Federación, pero a la vez no tiene conflicto moral en mantenerse al frente de esta ‘banda’, porque, dice: “Absolutamente nadie ha sacado una cuenta, una casa, una propiedad que diga Rosario Robles, más allá de lo que tengo desde antes de entrar en el gobierno”.
El monumental desfalco, en contraste con los principios de austeridad de la Cuarta Transformación, dejaron en silencio a López Obrador, a Yeidckol Polevnsky y a los candidatos morenistas a senadores y diputados. Los coordinadores parlamentarios de Morena, Ricardo Monreal y Mario Delgado, hicieron en las últimas horas un reclamo oblicuo contra Rosario, un ensordecedor presunto llamado a cuentas que no concreta nada, y el futuro titular de Sedatu, Román Meyer prometió abrir y aclarar la gestión de quien le entregará la dependencia.
El presidente electo y la presidenta de Morena al parecer archivaron el expediente de Rosario que les sirvió en plena campaña. La promesa anticorrupción se dio antes de los tres debates presidenciales en abril y mayo, pero después llegaron los números de las encuestas encargadas por presidencia para consumo propio, que enterraban en un lejano tercer lugar a José Meade Kuribreña.
Esos estudios de campo impactaron en Los Pinos. Se dieron los primeros pasos y acercamientos con Andrés Manuel para forjar un acuerdo donde el gobierno federal no metería mano en la elección, se diseñaría una estrategia para atacar y debilitar al candidato de la alianza Por México al Frente, Ricardo Anaya Cortés, se reconocería el 1 de julio de inmediato el triunfo de la alianza Juntos Haremos Historia, a cambio de la no persecución de los funcionarios salientes, lo que los observadores etiquetaron como Pacto de Impunidad.
Pero la defensa de Rosario Robles es insostenible. Después de los escándalos de corrupción en su gestión como Jefa de Gobierno del DF, y su relación sentimental con el constructor del gobierno capitalino, Carlos Ahumada Kurtz, es de suponer el cuidado milimétrico de Rosario para evitar cualquier involucramiento legal y formal en todo tipo de maniobras sospechosas, a su paso por la Secretaría de Desarrollo Social y la de Desarrollo Territorial.
Estas dos posiciones del gabinete fueron diseñadas para la ‘soltura’ de apoyos directos a ciudadanos, presupuestados en miles de millones de pesos, con controles tan endebles que permitieron triangulaciones de burla a través de decenas de empresas fantasmas, las cuales fácilmente pudo detectar Rosario Robles con la mínima voluntad.
“Que me investiguen hasta por debajo de las piedras”, dice Rosario con la confianza del experto en fórmulas burocráticas de impunidad.
Mantenerla al frente debe ser un acto agradecimiento, de complicidad, ó ambos. En las primeras acusaciones de corrupción por presunto uso electoral de recursos en el 2013 en la Cruzada Contra el Hambre en Veracruz, el presidente Peña Nieto le dedicó una frase que quedó en la historia del sexenio:“Aguanta Rosario, aguanta”.
Pero en las últimas horas, información de la Auditoría Superior publicada por el periódico Reforma, señala que Servicios Empresariales Helte recibió en sus oficinas 493.6 millones de pesos en costales de dinero: “De igual forma, otras 75 empresas fantasmas que sirvieron para dispersar los recursos que fueron saqueados entre 2014 y 2016 de la Sedesol y de Sedatu durante la gestión de Rosario Robles”.
Pero no escucho el discurso anticorrupción de López Obrador, ni la rabia que mostró Yeidckol Polevnsky contra el gobernador electo de Morelos Cuauhtémoc Blanco.
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