Esquiroles de oposición, apoyan a Morena
Es la historia de una muerte anunciada.
La muerte del INE.
Una muerte que incluso aquí pronosticamos antes de que López Obrador se convirtiera en presidente.
Más aún, en aquel tiempo –en mayo de 2018–, nos tildaron de exagerados, agoreros del desastre, malquerientes de quién sabe que intereses obscuros e inconfesables.
Hoy, sin embargo, con el aval de López Obrador llegó a la Cámara de Diputados una reforma que violenta todo el Estado de derecho y que, sin mayor trámite, aprobaron los lacayos de palacio.
Una reforma que “por la puerta de atrás” mata al INE y devuelve al gobierno federal el control total de las elecciones.
Es decir, que por orden del dictador López, los diputados a su servicio decidieron dar muerte al INE y a la democracia toda.
Lo cierto, sin embargo, es que no se trata sólo de golpear al árbitro electoral y darle muerte a la democracia que hizo posible que llegara al poder una pandilla criminal como la que encabeza López Obrador.
No, la maniobra real es un golpe de Estado.
Sí, un golpe de Estado en su más pura y más perfecta definición, le guste o no a los puristas de la ciencia política y a los intelectuales orgánicos de la pandilla en el poder.
Y es que en el caso del “albazo” de la madrugada del 7 de noviembre del 2022 contra el INE, dos instituciones pilares del Estado mexicano –el jefe del poder Ejecutivo y la mayoría en la Cámara de Diputados–, llevaron adelante una conspiración para imponer una legislación que deja en calidad de víctima de una violación tumultuaria a la Constitución.
En efecto, hoy, por obra y gracia del dictador mexicano y de sus lacayos en San Lázaro, la Constitución mexicana está muerta.
Y no existe más la Constitución de los mexicanos porque en el México de hoy existe un gobierno en manos de un solo hombre, quien da y quita, dicta y amenaza y que tiene bajo su feudo a los Tres Poderes de la Unión.
Sí, muchos incautos e ingenuos podrán decir misa y alardear con el espantajo de que el Senado de la República puede parar la muerte del INE y hasta aseguran que la Suprema Corte puede declarar inconstitucional el golpe al INE.
Lo cierto es que el dictador mexicano tiene “comiendo en un mano” a los integrantes de los poderes Legislativo y Judicial.
Por eso, paso a paso, como pateando un bote y sin mucha alharaca, López se apoderó del control total de las instituciones del Estado, al extremo de que no habrá marcha atrás al golpe de Estado que impuso mediante sus lacayos en San Lázaro.
Diputados que dejaron de ser representantes del pueblo y pasaron a ser vulgares cortesanos del “Rey Andrés”.
Y al final se cumplió el cuento breve de “Tito” Monterroso.
Sí, “el dinosaurio seguía allí” y allí sigue lo más rancio del viejo PRI, cuando despertaron los ingenuos, los ciegos y los arrogantes que, por años, se negaron a entender que López Obrador siempre fue un peligro para México.
Pero si aún lo dudan, en el Itinerario Político del 15 de mayo de 2018, titulado: “gobernar por decreto”, advertí todo lo que hoy está pasando en el intento presidencial por destruir al INE.
Así lo explique hace casi cinco años: “¿Y qué significa un gobierno que opera a través de decretos para eludir al Congreso y al Poder Judicial?
“Significará la desaparición de la División de Poderes –pilar del Estado democrático–, además de la muerte del INE; representa abrir la puerta a una dictadura y un retroceder a los tiempos del partido único, autoritario; a la opacidad, además del fin de la pluralidad y los contrapesos en el poder.
“En pocas palabras, una victoria de López Obrador en julio próximo significará el regreso al México de los años 60 y 70, no sólo por la aplicación de una economía cerrada y la implantación de un populismo rapaz, sino que asistiremos al regreso de los gobiernos represores y autoritarios, sin elecciones confiables y en donde estarán canceladas libertades fundamentales, como la de expresión
“Todo eso sin contar con el regreso de la violencia a los niveles del Distrito Federal entre 2000 y 2006; al incremento del secuestro, la extorsión y la trata de personas… Y es que el perdón que propone AMLO a criminales y matarifes no será más que el pago a los servicios prestados por grupos del crimen que por todo el país han impuesto candidatos de Morena.
“Y seremos testigos de la destrucción de instituciones fundamentales como la Secretaría de la Defensa, la Marina, la Policía Federal que serían convertidas en un caprichoso cuerpo de represión al servicio no de los ciudadanos, sino del dictador en turno.
“Y claro, además de que AMLO también tendrá su “fiscal carnal”. Al tiempo”. (Fin de la cita).
Hoy, al arranque del quinto año de gobierno de López Obrador se cumplió todo lo que aquí pronostique hace casi cinco años.
Sólo falta que en México llegue un gobierno que, igual que ocurrió en Argentina y en Perú, decida llevar presos a los criminales, ladrones y depredadores, como el de López Obrador, que se ocultan en el poder presidencial.
Y es que en el 2024, el candidato de los opositores debe enarbolar la bandera de: “ni perdón ni olvido” a quienes destruyeron, empobrecieron, enfermaron, saquearon al país y le dieron muerte a la democracia.
¿Seremos capaces de tal logro?
Al tiempo.