Va con todo el G20 para que tributen los superricos
Pablo Neruda y George Orwell vivieron en la antigua Birmania y ambos fueron marcados de alguna manera, por la forma de vida de esa nación oriental. Desde entonces, antes de llamarse Myanmar hace más de 90 años, Birmania podía ufanarse de tener a Yangon uno de los más importantes puertos del mundo, similar incluso a los de su antigua colonizadora, Inglaterra. El golpe militar en Myanmar, reúne muchas de las situaciones que padecen todos aquellos países que fueron colonizados. Aún en sus etapas modernas siguen siendo víctimas de las diferencias que dejaron invasores poderosos que impusieron idiomas, religiones, formas de ser, que no han sido superadas. Lo vemos en nuestro país, que en pleno Año de la Independencia, está sometido a transnacionales de Estados Unidos, España su antigua invasora y otras potencias, que se reflejan no solo en la economía, sino en formas de vida, de iniquidad y de costumbres. Myanmar está en el paso del poder entre India y China y otros que tienen corredor permanente por el pase natural que tiene su ruta. El acoso de los militares que ya habían controlado en 1962 y en 2011 se veía venir, como decían algunos. La detención de la Premio Nóbel de la Paz Aung San Suu Kyi que ejercía el poder de facto, reproduce escenas anteriores cuando fue detenida y permaneció en prisión domiciliaria 15 años. Su padre, llamado Padre de la independencia fue asesinado en 1947. El golpe de estado ha sido rechazado por muchos líderes mundiales, entre ellos el de México Andrés Manuel López Obrador. El caso de Joe Biden Presidente de Estados Unidos, que también rechazó el hecho, hace recordar que Obama que también fue premio Nobel de la paz. al entrevistarse con su homóloga birmana no le gustó su punto de vista y agarrado de sus posiciones lanzó la defenestración de la mujer. Las agencias de prensa lo han reflejado en forma constante desde entonces.
El NOBEL CHILENO Y AQUEL AMOR BIRMANO, QUE MARCÓ SU VIDA
En plena juventud, a los 24 años, cuando ya sus 20 poemas de amor y una canción desesperada daban la vuelta al mundo, Pablo Neruda fue enviado en funciones diplomáticas menores al viejo Rangún birmano. Vivía en condiciones económicas muy precarias que se acentuaban en un país con un alto número de pobres. Con pocos recursos, conoció a una mujer birmana Jossie Bliss, con la que se fue a vivir y pudo paliar sus necesidades de techo comida. Vivió un profundo romance con aquella mujer, en medio de los cuestionamientos raciales de un Neruda no concientizado en ese entonces, que criticaba mucho a las mujeres negras, de una población integrada por seres morenos a los que repelía. Lo curioso es que Neruda provenía de un país mestizo, él mismo lo era, con una población indígena relevante como los Mapuches y no se distinguía mucho entre los birmanos mestizos y si entre los blancos ojos azules que aún vivían ahí. La relación con Jossie, una mujer de piel oscura que lo atrapó en sus pasiones, signó para siempre la vida del poeta y es el reflejo de muchas de sus obras, por más que le cerró la puerta cuando la mujer, desesperada, fue a buscarlo a Ceylán donde ejercía su función diplomática. Un caso parecido al que hizo Diego Rivera con Angelina Beloff su antigua mujer en París, a la que fingió no reconocer cuando ella vino a México. George Orwell estuvo en Birmania de 1922 a 1927, pero a diferencia del acentuado ejercicio donjuanesco que tenía Neruda, se dedicó a tratar cuestiones diversas y escribió sobre la situación del poder birmano en su obra de 1934, Días en Birmania.
JOSSIE BLISS DIO UNA LECCIÓN A NERUDA Y SE INTRODUJO EN SU POESÍA
La socióloga chilena-holandesa Edna Cleary escribió en 2015 un largo ensayo sobre el tiempo que Neruda estuvo en Birmania y los efectos que produjo Jossie Bliss en su poesía. Su trabajo, Jossie Bliss la amante birmana de Pablo Neruda 88 años después, fue publicado en Alemania y se encuentra en redes. Pese a que Neruda hizo hincapié en el menosprecio a la birmana y se refiere a ella en varias cartas enviadas a familiares, él mismo confesó años después que aquel amor lo había marcado. Incluso 30 años después en 1957 fue a buscar a Bessie a Birmania pero no la encontró. De acuerdo a la ensayista, Jossie fue una mujer que había asumido muchas cosas del invasor, su propio nombre en inglés y su propia forma de vestir, pero se aferró sin embargo a su país y dio una lección al Nobel que para entonces ya había cambiado, con un comportamiento digno a lo largo de su vida. La mujer aparece en muchas partes de las obras de Neruda y algunos analistas profundizan para reivindicar su presencia en ciertos poemas en los que solo se menciona el impacto de una mujer. En otros, el poeta la señala con su nombre. Lo hace en Confieso que he vivido, Residencia en la tierra y Memorial de la isla Negra en 1964, ya en plena madurez. En ese libro escribe Jossie I y Jossie II. La socióloga, pese a las críticas racistas que hace del chileno le concede a su poesía la excelsitud, pero lamenta que en Myanmar, donde ella vive ahora, no se encuentre ningún libro de Neruda, lo que significa que sus críticas si calaron en la población, hoy afectada por un golpe de estado.