
Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
El presidente instaura una forma de gobierno inédita, distinta a definida en nuestra Constitución; se trata de un “régimen donde entre presidente y pueblo se establece una relación directa a través de los medios de comunicación”, marginando y aun aniquilando a los demás poderes o contrapesos horizontales y verticales.
“Rifa del avión presidencial” chocó contra pared (impedimentos legales, costos administrativos, poca rentabilidad financiera). Pero sigue distrayéndonos, y enredado toda la semana pasada (y las que vendrán) con rifa en la que, según capítulo ultimo, no entregará avión, sino dinero obtenido de venta de boletos divididos entre 100 ganadores ($25 millones a cada ganador), para lo cual ya anunció coaccionará a 100 empresarios, para que le compren -ad ovum- mayoría de 6 millones de cachitos, de $500.00 cada uno. Si vende todos acumulará $ 3 mil millones. Al descontar $ 2,500 millones de premios y $ 400 millones que pagará a Sedena por mantenimiento ¡quedarán sólo $ 100 millones de ganancia! Habrá que restar gastos de rifa. Obvio, no alcanzará para todo lo prometido. Mentiras.
Mejor pase charola a esos 100 miembros de la mafia del poder, a $ 1 millón, deje de distraer y póngase a resolver desabasto de medicinas, seguridad, crecimiento. Pero esto no es lo que le importa. Con su lotería hace llamado a pulsiones ancestrales de masas -“la lotería me haré rico”-, “se subraya una vez más la naturaleza populista de un régimen reptante que se alimenta de llamamientos a los instintos incontrolados del electorado menos educado críticamente” (U. Eco, “De la estupidez a la locura”, hablando de Berlusconi).
El presidente alegó que es para evitar memes. Pero los memes se han viralizado -incluyendo de Hugo Chávez anunciando en Venezuela hace 20 años lo mismo-. Circulan múltiples ofertas: “Se rifa marrano, pero al ganador no se le dará el marrano, solo un kilo de chorizo”. Y si no vende todos los cachitos, perderemos y completaremos faltante de premios vía impuestos pagados por todos. Ad ovum. Misma semana anunció piensa vender también embajadas de México por el mundo. Se especula pondrá en renta (Airbnb) el Castillo de Chapultepec.
El presidente enternece con su Monopoly, ironiza un amigo, a quien ve en juego de mesa con dados vendiendo y comprando castillos, aviones y embajadas -que también disfruté con mis hijos niños-; él así nos ve. No es casual. El populista establece una relación plebiscitaria inmediata entre él y la masa (a un lado contrapesos); usa método que prevé el llamado visceral a prejuicios y opiniones (doxá, no episteme) más arraigados en las masas (empresarios, “abusivos”; políticos, “corruptos”; todos mafia del poder), apela a sentimientos hondos y rupestres.
Martes de esa semana comió presidente con gobernadores panistas en Palacio Nacional (es “Totalmente Palacio” y su habitación incrementa sueldo que pagamos todos). Días antes firmaron estos con su secretario de Salud y su director del INSABI acuerdo de colaboración, no de adhesión, condicionando no entregar sus hospitales y seguir prestando directo servicios de salud gratuitos-.
Pero ahí el presidente dijo no a gobernadores y desconoció a sus propios secretario y director. (“Gobernar sin escuchar ni explicar”, J. Reyes Heroles G. 06/02/2020) Viernes vino AMLO a Tierra Blanca, Gto, de cunas y tumbas otomíes y chichimecas, advirtió: “vamos a ver quién es quién” en salud pública. Guanajuato, Aguascalientes, Querétaro, entre otros, hoy demuestran ser mejores prestadores de servicios de salud y tienen condiciones para seguir siéndolo frente a gobierno centralista y populista.
Adolescente aprendí: “Que no haya ilusos para que no haya desilusionados” (Manuel Gómez Morin). El populista busca tener que vérselas con sentimientos profundos de la masa a que se dirige, no a razones, no a pueblo. AMLO con su rifa llama a pulsiones ancestrales de ese “pueblo profundo”, que desconfía de toda crítica y de todo cambio de usos, costumbres o tradiciones, caldo de cultivo de populistas, de izquierdas y derechas. Ciudadanos críticos, medios de comunicación: no le sigamos el Monopoly.