No eran médicos, son «activistas cubanos»
La frivolidad es parafernalia entorno a la instalación de Tesla en Santa Catarina; ya hemos detallado, muy brevemente, que otras marcas automotrices, incluso una mexicana, produce en México vehículos para transporte para personas –automotores, híbridos y eléctricos-.
Aquí, con lo que se cierra el tema por ahora, se enfocan algunas reflexiones sobre la interacción de la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, y la dupla Conocimiento y Educación, CE, en relación a las armadoras automotrices.
Esta columna sostiene que un ecosistema científico saludable cuenta, entre otros, con dos objetos uno es CTI y el otro CE.
En cuanto a CTI, en países donde ésta tripla es elemento de estrategia nacional, la seguridad del Estado es relevante para evitar que naciones competidoras roben conocimiento, tecnología y desarrollo desde aquellos que tienen los propios; situación que no sólo incumbe al ámbito militar, armamentista y espacial, sino, mas recientemente, también a empresas con una base tecnológica.
Tan así que el FBI, en Estados Unidos, cuenta con estrecha comunicación con éstas y las empresas mismas monitorean potenciales extracciones ilegales de información, planos, códigos de cómputo y dispositivos prototipo; el monitoreo de las empresas incluye valoración de riesgos y de cumplimiento normativo (conocido como compliance en firmas de abogados).
Lo dicho en los dos párrafos anteriores no sucede en México, el marco jurídico mexicano no tiene considerandos de tal relevancia; una vez mas aquí salta que una norma en CTI no es un asunto menor.
Además del tema de la seguridad nacional y aseguramiento de los productos de la CTI, está el hueco normativo para la exigencia y cumplimiento que las empresas mexicanas, públicas y privadas, en el sentido que tengan la obligatoriedad de contratar a oficiales para la innovación científica y patentamiento o a firmas de compliance que cuenten en sus filas con profesionales de experiencia en CTI.
Aquí, una digresión pertinente es decir que la iniciativa de reforma a la Ley de Ciencia y Tecnología propuesta por CONACYT, la que ha sido admitida en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, toda vez que nada trata al respecto, no sólo es retrógrada, según se ha comentado en este espacio, sino que, además, dista muchísimo de ser progresista e inteligentemente redactada.
De regreso a la entrega de hoy, al considerar lo dicho arriba, no será sorpresa que los desarrollos de Tesla se realicen y concreten en California, mientras que en Santa Catarina, como sucede con otras plantas armadoras, sólo se ensamblen los productos y, quizá, para ello se adapten las líneas de producción; estos dos asuntos no son despreciables, pero no son CTI, sólo es ingeniería avanzada, lo cual me lleva al siguiente punto.
La interacción clara que se ha dado entre las armadoras y el ecosistema científico mexicano sólo es a través de la dupla CE; situación detonada por el hecho que las armadoras automotrices y su cadena de proveedores certificados pueden requieren mano de obra local calificada para adaptar los procesos y garantizar el estándar en los productos, tanto por control de calidad como por lectura correcta de las especificaciones.
Para los requerimientos de cualquier marca de vehículos, tradicional o de tecnología reciente, la Instituciones de Educación Superior, IES, mexicanas están preparadas y cuentan con componentes curriculares a perfiles de egreso de ingenierías mecatrónica, mecánica, electrónica, materiales, nanociencias, biotecnología, química y mas.
El tiktogober muestra su ignorancia sobre la oferta educativa de IES públicas y privadas cuando declara “se le pedirán nuevas carreras a las universidades”; pero si ya las tienen y además la dupla CE en IES se fortalece con la membresía de su plantilla en el Sistema Nacional de Investigadores, única relación de incidencia con CTI.
Sólo el par CE ha interactuado con armadoras en México, es favorable, hay empleos para quienes egresan de IES, pero de ahí no pasa.