Diferencias entre un estúpido y un idiota
Ayer, en la homilía palaciega hubo declaraciones que ha atraído la atención de este espacio, “yo soy fresa”, “moderado”, dijo Huey Tlatoani acompañado de un “!Ah!, ya te entendí … si creen que van a poder hablar después del 2024 … nooo”, dijo; hablaban en ese momento de la reformas a leyes en materia de energía eléctrica y el posible proceso legal internacional en el marco del T-MEC.
Es una velada manera de destapar corcholatas “menos fresas” o mas endurecidas que el actual habitante de palacio.
La otra, mas temprano, ayer mismo, cuando la otrora titular del sector económico federal daba sentimental dimisión, con abrazo desdeñado mediante aplauso simulado (cochoclau quizá podría verse en el espejo de un abrazo rechazado por la ideología de use y dechese); así, queda por el momento vacante la titularidad de la Secretaría de Economía; veremos la línea que se marque si mas endurecida o “fresa y moderada”.
Estos dos asuntos, aparentemente dislocados de la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, tienen relación en la siguiente aseveración: Por mas desastre que la directora del CONACYT haga, no habrá cambio de directrices en ese consejo durante lo que queda del sexenio.
Situación que abre la oportunidad a reflexionar si esta destrucción es indicación desde el zócalo de la CDMX o simple omisión y desprecio de palacio para dejar al libre albedrío desde ese consejo; deleznables actos, en cualquier caso.
Luego, pasemos al 2024; si el dedito acusador señala a quienes sean menos fresas, a personas más radicales y polarizantes –si eso fuera posible-, entonces la situación para la CTI luce aun peor en la próxima futura administración.
Esto halla un lugar en el supuesto que el aparato oficial venza a una opción que, al día de hoy, luce desdibujada.
Hasta aquí hay un grado de libertad para cambiar la directriz actual en CTI y es que haya una alternativa sensata y viable al oficialismo palaciego, está en los partidos políticos o un garbanzo de a libra desde la ciudadanía independiente; opción que no está en manos de la CTI, sino por acompañamiento y conocimiento.
En ese horizonte sexenal toma mas relevancia que desde el poder legislativo se impulse una reforma hacia la autonomía constitucional de los organismos para la CTI; ¿convencer a diputados es una labor al alcance de la CTI?, quizá.
En ambas cámaras hay y ha habido curules ocupadas por personas sensibles y simpatizantes de la CTI, esta comunidad ha sido bien recibida por algunas personas, pero no ha sido suficiente para que la norma provea impulso claro a tan importante actividad de beneficio a la sociedad, es factura pendiente.
Luego, propiciar acercamientos con las corchalatas será esfuerzo infructuoso, ya que el dedo acusador desde palacio está vigilante y alerta para persistir su poder detrás de la silla, use y deseche atemoriza suspirantes.
¿Qué se puede hacer por parte de la CTI?
Primero defender al INE, que está en vilo de recibir un golpe presupuestal para 2023, y reflexionar el voto para 2024 para acercarse a quien no sólo simpatice con la CTI, sino que, además, incluya este tema en su proyecto de país.
Segundo, reflexionar el voto para 2024 en el círculo de influencia y seguir con la defensa de la estructura para CTI en las instituciones de educación superior y los centros públicos de investigación; piense usted que la contención en el SNI es presión hacia su desaparición y de ahí siguen instituciones públicas.
Otro acto al alcance de la comunidad en CTI es continuar alzando la voz y usar los instrumentos y recursos para proteger la frágil estructura en la toma de decisiones desde CONACYT, como en el caso de las comisiones del Sistema Nacional de Investigadores, SNI.
CONACYT ha emitido un comunicado donde, dice haber acordado con quienes presiden comisiones, respecto a la prelación en los dictámenes por evaluación de expedientes que conformen solicitudes en 2022 para la membresía al SNI, esto es inadmisible, debe ser compensado y contrarrestado; de ocurrir, vendrán amparos.