Cuitláhuac García a la Cenagas, ¿para qué?
Los ríos se desbordaron en Caracas y más de 60 ciudades en todo Venezuela. Después de demasiados intentos, de frustraciones, asesinatos y la usual violencia con la que los autócratas mantienen el poder, la oposición venezolana logró una histórica victoria… hasta hoy.
La gran mayoría de los países de América están en la firme convicción de la ilegitimidad de Nicolás Maduro, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador NO, ni su canciller Marcelo Ebrard Casaubón, optaron por tomar distancia de los derechos humanos con el guión de una cínica y ridícula dialéctica.
Indudablemente la inmensa mayoría del pueblo de México está con el venezolano, los vemos azotados y fastidiados por la apocalipsis del régimen chavista.
Pero la noche del martes y la mañana del miércoles fueron milagrosos a la luz de luna a tres cuartos, y un día radiante en Caracas que invistió al parlamentario Juan Guaidó como Presidente Encargado (interino) y llenó de escenas alentadoras donde la Guardia Nacional solidaria aludía enfrentar a la población, donde las policías se pasaban al otro bando en total desacato a Maduro que desde el Palacio Miraflores daba su versión ‘victoriosa’ de los hechos.
El 23 de enero estará marcado como el inicio del derrumbamiento de su auto impuesto mandato.
De inmediato las potencias de América, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Chile, Colombia, Argentina, además de Costa Rica, Ecuador, Paraguay y más reconocieron a Guaidó, menos el gobierno mexicano, el boliviano y el cubano.
Prefieren mantenerse junto al ente que increíblemente invitó a la población a saquear tiendas de autoservicio en cadena nacional televisiva, que dice viajar al futuro para comprobar que “les va a ir bién”, que reza el ‘Chávez Nuestro que Estás en los Cielos’ y ve al comandante transformado en un pajarito que le da consejos.
No es locura, es la perversidad de los autócratas populistas, los que se quedan junto a él tienen mucho de eso.
La anacrónica Doctrina Estrada es un simple pretexto para reafirmar complicidades con Nicolás Maduro, la continuidad del chavismo que fue un soporte al movimiento de López Obrador, al menos durante 14 años.
Maduro trató de ser la figura en el Congreso de la Unión en la toma de posesión del presidente mexicano el 1 de diciembre, pero lo hicieron entender que un conveniente retraso en su llegada, evitaría incomodidades y protestas, preparadas principalmente por los grupos parlamentarios del PAN de Juan Carlos Romero Hicks y el entonces líder de la bancada en el Senado Rafael Moreno Valle (+).
Los países del Grupo de Lima reaccionaron ante el escandaloso atraco electoral de Maduro para lograr un segundo mandato. México NO firmó la carta de protesta, y, en consecuencia se aisló junto a Bolivia y Cuba. Nicaragua navega en la indecisión, totalmente deprimida por sus grande problemas internos, provocados también por la autocracia de Daniel Ortega y su vicepresidenta y esposa Rosa Murillo, el poder tras el trono.
El 14 de noviembre escribí en este espacio: “López Obrador no puede sacudirse a Nicolás Maduro, las causas” el presidente de Venezuela mantiene una relación construida por Hugo Chávez desde el 2006 en precampaña de AMLO. Proselitismo del embajador Roy Chaderton en la UNAM. En el 2017 la maniobra conjunta de Morena y la canciller Delcy Rodríguez en la Cumbre de la OEA, y mucho más…
Aquí está el relato, reviselo, pero probablemente el destino le haga un favor a López Obrador y mande a Maduro al basurero de la historia.
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