En Quadratín San Luis Potosí, lo grande comienza
Como en los viejos tiempos, cuando el presidencialismo propio de la gran dictadura del PRI, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hace todo lo posible para que su partido parezca el único contendiente y que las elecciones presidenciales sean las elecciones de MORENA. Todas las fuerzas se alinean principalmente detrás de Claudia Sheinbaum, quien parece ser la sucesora preferida del señor presidente. A la usanza del viejo PRI, existe un claro dedazo. Aquellos que no militamos en MORENA y, de hecho, criticamos a todo el partido por completo, como es el caso de este monero, nos debería importar muy poco que se hagan pedazos al interior de su partido, siempre y cuando no sea una oportunidad para señalar la corrupción y la escasez de legalidad con la que trabaja este gobierno.
Hay que seguir señalándole, como se ha hecho durante todo el sexenio. Hay que poner en evidencia que la selección de la doctora Sheinbaum es muy cercana a una imposición del propio Andrés Manuel. Es la perpetuación de la tiranía obradorista a través de ella, cuyos vínculos se reconocen más allá de lo político e ideológico. Se reconoce que es parte de su familia y además una marioneta sin otro mérito que una lealtad ciega. Sería imposible que Claudia se sacuda el vínculo con su predecesor, si es que llega a la presidencia. Para López, ella es la mayor de todas las Juanitas que él ha intentado colocar.
Mientras esta enorme cortina de humo cubre todo, el país se va cayendo en pedazos y avanzando hacia una trágica solución. Es decir, se va cargando el payaso gracias a la cuarta transformación. Pero ¡ellos se divierten! Y eso es lo que verdaderamente cuenta.