
Los niños que fuimos
Simplemente demencial, como muchas cosas del entorno público actual, que los diputados legislen para interpretar la ley en sentido contrario a los propios términos de ésta y, particularmente, a lo que el partido dominante determinó recientemente respecto de las restricciones a la publicidad en materia de revocación de mandato. No deja de ser polémico que los diputados de la mayoría se arroguen la facultad de interpretar la ley, todavía más que lo hagan en sentido contrario a lo aprobado por ellos mismos.
La realidad es que las normas restrictivas en materia de publicidad referentes a la revocación de mandato son un absurdo. Debe dar lugar a un voto informado y para ello es indispensable la libertad para opinar, divulgar y promover cualquiera de las posturas, incluso los partidos y quienes encabecen autoridades. Igual sucede en materia electoral a causa de la mala reforma electoral de 2007; después de la elección de 2006, que dio un cambio legal regresivo que limitó las libertades ciudadanas en materia de participación política. El abuso publicitario en esos comicios buscó corregirse de la peor manera, afectando a los particulares y a los medios de comunicación.
En la implementación de esta primera consulta, la revocación de mandato se tergiversa para volverla ratificación. No hay una voluntad importante que se movilice por revocar el mandato presidencial de López Obrador. De hecho, buena parte de la crítica y de la oposición no busca echarlo del puesto, sino que cumpla en sus términos el mandato para el que fue electo, y que sujete su actuación a un sentido de responsabilidad ante todos los mexicanos y al cumplimiento estricto de la ley, en otras palabras, que sea presidente de todos los mexicanos y no un activista de su propia causa.