Libros de ayer y hoy
Todos conocemos nuestras tradicionales FERIAS, esas maravillosas fiestas del pueblo o de la sociedad. Una “Feria” es un evento social, cultural, con esencias industriales, comerciales y gastronómicas, y se lleva a cabo en una sede, la cual dependiendo de su ubicación y sus instalaciones, recibe el término: regional, nacional o internacional. Generalmente es una forma divertida de la promoción de la cultura de la región, el estilo de vida, y comúnmente es el estímulo comercial, ya que se tiene una finalidad de lucro y de generar ganancias para las empresas que participan, patrocinadores, patronatos mismos, remuneraciones económicas de espectáculos; todo a cambio de un tiempo grato que incluye diversión y entretenimiento para los visitantes y participantes, ya sean mayores o menores de edad, todo acorde a los tipos de eventos internos, consignas, características, costumbres locales y leyes que rigen el lugar. Y lo que acontece a nuestro San Luis Potosí, sin duda alguna bajo experiencia e investigación a lo largo de más de 12 años, carecemos de leyes en la licitación y control de las Ferias. Así es, sólo basta darle una hojeada a los contratos de las diversas ferias en el Estado de cada municipio y encontramos la nula exigencia de control por parte de la Auditoría Superior del Estado (ASE) de investigar, controlar y generar un orden en un gran desfalco al erario público para alimentar una actividad muy al estilo romano, recordando aquellos tiempo del Coliseo dónde los políticos mantenían grandes eventos para distraer al pueblo y generarles diversión, lo cual les generaba poder, sumisión a la gente y control total de sus riquezas obtenidas. San Luis Potosí es uno de los estados de México dónde hay total impunidad y libertad sin leyes ni reglamentos, de hacer de la fiesta un negocio muy lucrativo de populismo social. Revisando los contratos de la máxima fiesta de los potosinos, la Feria Nacional Potosina, contratos desde 2012 al 2016, encuentro que sólo se generaban cartas por parte del encargado del Teatro del Pueblo, Elías Navarro, girar la instrucción al tesorero del patronato sobre el pago al señor Enrique Hernández por concepto global de contratación de artistas para el elenco musical de la cartelera del Teatro del Pueblo, primero detecto en 2015 por mencionar uno de los años, existe un listado de artistas y un cartel, pero falta en el cartel un artista que se menciona en el listado, fue cobrado o no, ya que es un contrato global que no posee explicación alguna detallada de lo que se está pagando; cabe mencionar que Elías Navarro fue señalado por el manager de un gran artista de recibir moches a cambio de contratarlos, es decir sobre precio para desviar recursos, un asunto que no recibió atención adecuada por no existir una denuncia formal, la cual pudo haberse efectuado, pero la ASE al parecer no tiene el personal adecuado o no quiere ver el problema. También basta leer contratos en la huasteca potosina, un ejemplo Axtla, Tamasopo, ciudad Valles y Tamazunchale, el contrato de contratación de artistas es una persona física, pero el pago se realiza a través de una persona moral con sede en Monterrey, empresas vendedoras de facturas de las denominadas EFOS, legalmente esa empresa se lleva los impuestos fuera del estado y el promotor que vende se convierte en un cómplice de robo al erario público por alimentar una empresa fantasma. Pero como si se llevó a cabo el evento y se pagó, no hay delito que perseguir. Queda demostrado que no hay una reglamentación ni leyes. Cada tres años aparecen nuevos pseudo promotores o productores que son amigos de los alcaldes los cuales se especializan en contratar artistas, darse de alta en SAT y ya facturar libremente millones de pesos en la fiesta del pueblo a sobre precio. Para poder licitar un servicio de contratación de artistas en otro Estado como Michoacán o Guanajuato, se cumplen una serie de requisitos que debe cumplir el productor, para poder licitar, lo que conlleva a un control de las finanzas públicas, que se desarrolle un evento de calidad y exista un responsable sobre el éxito o el fracaso. Bien está mencionado al inicio de ésta columna, para generar un lucro económico con ganancias. Pero en San Luis siempre terminan en números rojos sin excepción.