
El uso del pasado
Los cambios que hemos tenido que hacer ante esta histórica situación que estamos viviendo no fueron fáciles. Comprender que un pedazo de trapo en el rostro era útil para detener un problema de esta magnitud, tuvo sus detractores e incluso hay quien se niega aún a usarlo, pero son los menos, la mayoría de la gente está de acuerdo con mantener la distancia, quedarse en casa y usar el cubrebocas, es decir cuidarse a sí mismo.
Sin embargo, algunas de las personas que se oponen a estas medidas preventivas, que buscan funcionar como un dique ante una avalancha, utilizan como excusa muchas veces algunas ideas que pretenden dar justificaciones masivas y no las individuales. Es decir, una cosa es contestar a la pregunta ¿por qué no usas un cubreboca? Con un sincero “porque no quiero” y otra cosa es argumentar diciendo que no sirve para nada y que todas las personas que lo usan están mal, que todo es una conspiración para callarnos la boca y así miles de pretextos conspiranoicos que tratan de justificarse dentro de un colectivo (y sí que son numerosos, pero en realidad no están organizados, solo coinciden en su ignominia) pero en realidad hablan estas tonterías simplemente porque lo leyeron en algún lado o por qué un compadre les contó.
Si alguien a título personal se niega a seguir estas medidas por razones estéticas o estúpidas, está corriendo un riesgo personal, y tal vez si estuviera enfermo, causaría una mayor propagación, pero si además utilizan los fútiles argumentos de la colectividad antes mencionados, están buscando justificar una actitud negligente y al mismo tiempo están causando que su argumento se vea respaldado y allá quién se sume a tan nefastas ideas. Y esta actitud se convierte en otro contagio, el psicológico.
El cubrebocas es el ejemplo más tangible y visible pero aplica también al asunto la distancia y por supuesto él no quedarse en casa.
Cómo ha dicho este monero que suscribe, los muertos no pueden venir a decirnos los mea culpa si existieran en su irreparable pérdida. Tal vez aprenderemos de sus errores, pero desgraciadamente los errores de los muertos fueron los últimos. Nunca sabremos de su descuido, en qué momento se contagiaron o quién los contagio. De entre esos muertos, a los que me gustaría más escuchar esa aquellos que trataron la evangelización negativa contra las medidas preventivas oficiales por parte de los médicos, científicos y autoridades
A estas alturas seguir propagando esos comentarios absurdos y esa oposición ridícula Es verdaderamente innecesario y deberíamos de empezar a comportarnos de alguna manera molestos con quién es hacen todo ese tipo de actividades negativas, deberíamos de ponerles tache para que la rumorología se detenga ahora que se presenta una ligera luz al final del túnel en la forma de la vacuna contra covid-19. Estamos necesitando también un cambio de actitud general que favorezca esta nueva normalidad que estamos buscando y que nos permita convertir ese elemento médico en una dosis necesaria de esperanza.
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