Preparativos para una amenaza llamada Trump
¿Qué habrá pasado con el Banco de Alimentos que Rosario Robles inauguró a principios de 2015 en San Luis Potosí?
El tema viene a cuento, porque en esos días, cuando todo era felicidad, la entonces secretaria de Desarrollo Social presumió que la Cruzada Nacional contra el Hambre iba en serio, pero al paso de los años -pocos, por cierto- todo quedó en promesa.
Hoy, la experredista está en la cárcel, el entonces gobernador Fernando Toranzo Fernández desaparecido y Santa Catarina mantiene el primer lugar entre los municipios más pobres de la entidad.
Rosario Robles también estuvo en San Luis como titular de la Sedatu.
Sin olvidar, por cierto, que la potosina María Guadalupe Almaguer Pardo fue una de las promotoras para enjuiciarla por la Estafa Maestra, a consecuencia de desvíos multimillonarios en contratos a universidades públicas.
Así que un pedacito de esto que le pasa a Robles, tiene su historia en este estado.
El equipo no le está respondiendo al gobernador Juan Manuel Carreras López, quien tiene que salir al paso en todos los temas y los resultados están a la vista: con el estado ubicado en los últimos lugares de Consulta Mitofsky en la última evaluación de los gobiernos locales.
Carreras ha demostrado todo el apoyo a su gabinete, pero de plano necesita hacer cambios, no quedárselos como Mejía Barón en el Mundial del 94.
Hay asuntos muy focalizados que necesitan ser resueltos por los secretarios y de manera urgente, porque el lugar 30 a nivel nacional no es digno de San Luis Potosí, un estado con buen presente y mejor futuro, pero con funcionarios que no están dando el kilo al mandatario ni a los potosinos.
¿O no?
El coordinador de la bancada del PRI en el Congreso del Estado, Héctor Mauricio Ramírez Konishi, manifestó estar en contra de que cada legislador pague de su sueldo a los asesores que necesite.
Pues claro, si nunca los han costeado.
Y consideró que los diputados valen los 104 mil 500 pesos mensuales que devengan, casi como el presidente López Obrador, nada más que sin desmañarse, tomando vacaciones cuando no legislan y un largo etcétera de improductividad.
«Yo no estoy de acuerdo en la propuesta de que los sueldos los pague cada diputado porque cada uno de nosotros tenemos un sueldo en función de las actividades que tenemos en una institución como el Congreso», sostuvo.
El legislador consideró que con transparentar la contratación de los asesores es suficiente, por más que nadie sepa qué es lo que hacen. Ahí sí no hay transparencia que valga, faltaba más.