La Pica

Ya no se sabe si reír o llorar con la llegada de la Guardia Nacional a San Luis Potosí, sobre todo por la famosa coordinación de la que todo mundo habla, pero nadie ve.

Y es que mire usted, ni siquiera los policías estatales se ponen de acuerdo con los municipales.

Resulta que el director de la SSPE, Raúl Alanís Beltrán, criticó -y con todo- la falta de operatividad de la corporación capitalina a cargo del vapuleado Édgar Oswaldo Jiménez Arcadia en Villa Magna, una zona pudiente de la capital del estado azotada por la delincuencia.

Las Fuerzas Metropolitanas realizan patrullajes en ese lugar habitacional, pero lo ideal sería, dijo, que Arcadia y sus muchachos se dieran unas vueltecitas, aprovechando que tienen una base cercana.

Si así se llevan los de casa, qué se esperan los de fuera.

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Una buena y una mala.

La primera es que el humor huasteco puso la sal y la pimienta en la reunión de diputados locales con alcaldes.

El presidente municipal de El Naranjo, Eliseo Rodríguez, rancherote como es, manifestó de manera muy abierta que la carretera principal de su jurisdicción “está pa’ la chingada”, lo cual generó risas entre los presentes.

Tiene razón, porque la Junta Estatal de Caminos se tiró a la hamaca desde hace mucho tiempo, sin que nadie le ponga el despertador.

Lo más preocupante, y ahí está la mala noticia, es que los legisladores están por autorizar a los ayuntamientos hasta un 25% de sus participaciones federales, como adelanto, para supuestas “obras de impacto social”.

O sea, a usar el dinero como más les convenga, cuando se supone hay reglas de operación.

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Los que no sufren ni se acongojan, son los miembros de la Iglesia Católica, ya que hasta el momento nadie les ha notificado que el arzobispo Jesús Carlos Cabrero Romero y el vocero de la arquidiócesis, Juan Jesús Priego Rivera, hayan sido denunciados por presuntos discursos de odio en contra de la comunidad gay.

Priego Rivera sostiene que el clero está abierto a responder cualquier clase de requerimiento debido a que jamás le faltaron el respeto a nadie de la LGBT+ en San Luis Potosí.

Ni modo que los piensen quemar en leña verde.

Esos tiempos ya terminaron.

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