La Pica

Si se piensa con la cabeza fría, la llegada de Arturo Herrera como nuevo titular de la Secretaría de Hacienda representa una nueva oportunidad para que el secretario estatal de Finanzas, Daniel Pedroza Gaitán, opere un mejor presupuesto para San Luis Potosí en 2020.

No será nada fácil para el abogado potosino negociar, toda vez que de acuerdo con los lineamientos para el proceso de programación y presupuestación del próximo ejercicio, presentados hace unos días, la austeridad debe ser el sello.

Pero, ya se fue Carlos Urzúa, con quien tuvo que negociar el anterior ocupante de Finanzas, José Luis Ugalde.

Pedroza no tiene mucho tiempo en el cargo, apenas seis meses, pero su mano se ha notado en las finanzas públicas potosinas, las cuales están en orden.

Hora de hacer su cartita para los Reyes Magos.

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Pues vaya que causó escozor destapar la cloaca de los rides de San Luis Potosí a Rioverde y Valles.

En las redes sociales se ha desatado una campaña de desprestigio contra personas que supuestamente son infiltradas del Gobierno del Estado para exhibir a quienes ofrecen este servicio, sea por necesidad o por negocio, pero a final de cuentas, ilegal.

Lo que más llama la atención es el tortuguismo de la Fiscalía General de Justicia, a cargo de Federico Garza Herrera, para resolver las carpetas de investigación abiertas, conforme las denuncias presentadas por las empresas afectadas.

Mientras tanto, no hay empacho en mostrar nombres y fotografías a manera de linchamiento al público, lo que confirma las sospechas de la Policía Federal, de lo amafiado que está el asunto en San Luis.

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Suena, y muy fuerte, el nombre de Édgar Oswaldo Jiménez Arcadia para ser sacrificado como mando policial en el Ayuntamiento capitalino luego del escándalo por el desalojo de Teresa Carrizales.

Bien reza el dicho que el hilo siempre se rompe por lo más delgado y como la administración de Xavier Nava necesita una urgente bocanada de aire, el rumor corrió como pólvora por los pasillos de la UMA.

La que se quedaría con el hueso es la coordinadora de Derechos Humanos, Olga Liliana Palacios Pérez, pero muy golpeada en la legitimidad de su función, que hoy parece de ornato.

La maestría en el extranjero no le alcanzó más que para tomar un teléfono celular y grabar impávida el atropello cometido contra la extitular del Registro Civil No. 11.

Pero como dicen en el rancho, tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata.