2025: los desafíos del desarrollo
Los priistas están listos para elegir a su nuevo presidente nacional del partido, mujer u hombre, con la expedición de la convocatoria para las elecciones internas, que serán a través del voto de los militantes el próximo 11 de agosto.
Tres días después habrá humo blanco en la vieja sede de Insurgentes. O al menos eso espera, porque el tricolor no puede empezar su ruta al 2021 con una escandalosa impugnación.
Ahora el reto es, ¿por quién votar? Y aunque los militantes lo tienen claro, no así las cúpulas, que deberán fijar postura muy pronto o pagar las consecuencias.
En ese contexto, la baraja del antiguo partidazo está conformada por Ivonne Ortega Pacheco, Lorena Piñón, Alejandro Moreno Cárdenas, José Narro, Ulises Ruiz y el potosino José Ramón Martel López.
El gobernador Juan Manuel Carreras López apoya a Narro y su secretario de Gobierno, Alejandro Leal Tovías, lo dejó muy claro al operar la visita del aspirante a San Luis Potosí.
La cúpula del instituto político, sin embargo, envió otra señal: todos con “Amlito”, el gobernador de Campeche, Alejandro Moreno.
Ya se verá.
En los próximos días conoceremos si en vez de 27 diputados locales, habrá 26.
Y es que no solamente está en juego el cargo de Secretario de Seguridad Pública en la persona de Jaime Pineda Arteaga, sino la curul del legislador verdeecologista Edgardo Hernández Contreras.
Lo anterior viene a cuento porque Hernández llevó a Pineda a juicio político y apostó su curul no solamente a que el policía federal de carrera quede fuera del cargo, sino a que el sustituto logre los resultados esperados en tres meses.
O el diputado tiene una bola de cristal o de verdad mucha confianza.
Hablando de policías, durante la pasada administración municipal subieron de rango oficiales favoritos de los altos mandos de la Dirección General de Seguridad Pública Municipal.
Esto no lo dijo el comisario Édgar Oswaldo Jiménez Arcadia, sino uno de los efectivos que vio rangos y mejores sueldos de sus compañeros a 365 días de haber ingresado a la corporación, a diferencia de él que lleva años.
A tal grado llegaron las cosas, que cursos de una semana eran tomados en un día y a las 24 horas siguientes, hacían firmar a los elementos como si hubiesen tomado todas las clases.
En los cursos financiados por el Subsemun tenían que comprobar la asistencia; si no, no había pago.
¿De quién era el negocio?