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Trump, ¡uy que miedo!
El pique entre la Secretaría de Salud -de Mónica Rangel- y el IMSS -de la delegada María Soto Romero- se ha vuelto un clásico, algo así como Chivas-América, Batman vs Guasón o Coca Cola contra Pepsi Cola.
Y es que más tardaron en secar sus instalaciones, mojadas por la primera lluvia fuerte de la temporada, que en soltar sus dardos.
Del lado de Salud, al Hospital del Niño y la Mujer le llovió por dentro y del IMSS, al Hospital General de Zona No 1. Y rápido lo hicieron saber.
Salomónico empate en este partido de calentamiento, pero como el último minuto también tiene 60 segundos (diría el gran narrador Ángel Fernández), ya veremos los próximos goles, porque la temporada de precipitaciones pluviales apenas empieza.
Si al secretario de Seguridad Pública, Jaime Pineda no lo dan de baja por hacer mal su trabajo -a decir de los diputados que lo llevaron a juicio político-, a lo mejor les sirve una historia narrada por un pajarito de altos vuelos.
El jefazo policiaco tiene cuatro camionetas de viajes turísticos que también pone a circular como transporte irregular.
Las renta para viajes especiales fuera de la ciudad, pero cuando no están en esos menesteres, las cede a terceros -no gratis, por supuesto- y éstos las usan para trasladar personal a la Zona Industrial.
Quién sabe si le sabía esto su camarada Juan Ramiro Robledo, extitular de la SCT, área que autoriza los permisos para el transporte potosino.
Las famosas ladrilleras no dejan de contaminar la ciudad y resulta que usan basura sólida como combustible.
Pero lo que no hace la Segam, sí lo está llevando a cabo el ayuntamiento capitalino: multar.
La Dirección de Ecología de Israel Esparza Rodríguez tiene vigente un programa con ladrilleros para utilizar materias más amigables con el aire, como residuos de madera y aserrín, pero muchos de ellos no entienden.
A lo mejor ya hace falta dar el segundo paso, clausurarles y quitarles los permisos.
¿Se atreverá Yvette Salazar?