Ironía
La «renuncia» del Mijis a seguir en el Congreso del Estado, puede resultar una piedrita en el zapato.
Es cierto que Pedro César Carrizales Becerra, el expandillero que ganó la diputación local hace dos años, no puede dejar la curul, ya que fue electo a través del voto popular y la ley lo impide. Y en el horizonte no se avisora un juicio político en su contra para dejarlo fuera y que su suplente (Wilibaldo Torres Rodríguez) tome el cargo.
Carrizales ya estuvo en Nezahualcóyotl, y ahora va a Iguala. Ha tomado el camino del activismo social y sencillamente su responsabilidad legislativa quedó al garete, aprovechando el periodo de la Diputación Permanente. Seguramente volverá para el inicio del próximo periodo de sesiones, pero mientras tanto anunció que piensa exhibir las corruptelas en el Legislativo.
Y vaya que hay muchas, así como muchos son los agravios. No lo dejaron entrar a la Jucopo y por poco le quitan a la mala la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos, donde no pudo imponer el voto a favor del aborto.
Está solo y también herido. Si de verdad sabe algo importante, aguas, porque es conocido a nivel nacional, si bien no deja de ser un personaje controvertido y con poca credibilidad a juzgar por los atentados que la fiscalía de Federico Garza Herrera nunca confirmó.
La doctora Mónica Rangel Martínez no ha dicho un «sí quiero», pero de todas formas sigue el golpeteo político en su contra, no vaya a ser que se quiera postular para 2021.
La metralla ahora corrió a cargo de un naciente movimiento al interior del Hospital Central y no ha habido la capacidad de resolver los problemas internos.
Inclusive los inconformes crearon un grupo en Facebook, llamado Hospital Central de SLP en Movimiento, donde exponen las supuestas mentiras de Rangel Martínez, a quien le piden que se dé una vuelta por el nosocomio viejo y vea las condiciones en que trabajan.
«Hay mucha falta de personal, hay personal con coronavirus», afirman. Y también señalan a personas que no quieren como jefes.
Y si a eso le sumamos cómo fue que -supuestamente- unos trillizos se enfermaron de Covid 19 en ese hospital que todavía no está abierto para atender esta enfermedad, está clarísimo que las cosas no están bien ahí dentro.
Los que no quitan el dedo del renglón, son los antorchistas, que volvieron a montar una manifestación en la delegación de la Secretaría del Bienestar.
Que se sepa, el superdelegado Gabino Morales Mendoza no los atendió, porque anda ocupado con sus cuentas patrimoniales, pero de todas formas este grupo que estigmatizó el presidente Andrés Manuel López Obrador, afirma que sus integrantes ya padecen «hambruna».
Bueno, a lo mejor el morenista no quiere quedar mal con el mandatario, para quien los llamados antorchos solo lucran con la pobreza, y por eso ya no les da ni un quinto del presupuesto público.
Sin embargo, echar en saco roto las peticiones de los quejosos está para pensarse, porque a leguas se ve que tienen necesidad. Ahora sí que en la superdelegación potosina de la 4T, pagan justos por pecadores.