Libros de ayer y hoy
El que al parecer se sacó la lotería es el jefe del Departamento de Microbiología de la UASLP, Ismael Herrera Benavente, el aspirante único para ocupar la dirección en la Facultad de Medicina.
Se hará, nada menos y nada más, que del puesto que tenía el actual rector, Alejandro Zermeño Guerra, pero no crean que fue dedazo ni nada por el estilo, porque tal parece que fue el candidato de unidad al más puro estilo del PRI.
El caso es que Herrera saltará a ese cargo universitario a los pocos meses de haber dicho que los mexicanos le daban más importancia al Covid 19 que a la propia influenza, y acusó que no querían vacunarse.
Bueno, pero los tiempos cambian y a lo mejor hoy ya tiene otra idea, luego de saber que el país, y también San Luis Potosí, sí le dieron su debida importancia al nuevo coronavirus…
¿Dónde quedó la bolita?, porque tal parece que a eso están jugando luego del zafarrancho en el Congreso del Estado.
Hasta el momento, hay dos chivos expiatorios, perdón, dos señalados públicamente: Una joven activista que apoya Cambio por San Luis de Michel Hernández Piña y el otro, un menor de edad -o eso dicen- que según tirios y troyanos, fue el que encabezó los ataques a la sede legislativa, a la Fiscalía General de Justicia, a la patrulla de Soledad de Graciano Sánchez y lo que resulte.
Todo eso, y él solito.
¿Y el autor o autores intelectuales? Bien, gracias.
Nuevamente San Luis dio la nota nacional al haber sido ubicada entre las ciudades donde la policía tuvo una actuación contraria a los derechos humanos y sus estándares internacionales.
La crítica vino de la ONU-DH, que dijo haber recibido información sobre los fallidos operativos en la capital potosina, Tijuana, Guadalajara, CDMX y Puerto Morelos.
A través de su cuenta de Twitter, expresó: «El objetivo principal de la actuación policial en manifestaciones o protestas es la protección de manifestantes, de terceras personas y de los bienes públicos y privados, y no la contención o la confrontación».
Bueno, a la ONU no le falló el tiro, porque tanto la policía municipal como la estatal, ni picharon, ni cachearon ni dejaron batear… y todo fue un desastre.