Diferencias entre un estúpido y un idiota
La secretaria de Salud, Mónica Rangel Martínez, ha resentido la artillería pesada por un caso que no termina de quedar claro, pero del que necesariamente deben caer cabezas, si quiere salvar la suya.
La gota que derramó el vaso fue la declaración del abogado de una empresa defraudada por Gabriel Salazar Soto -Quickshine del Potosí-, identificado como Tomás Coronado Zárate, quien reveló con documentación en mano, que la institución le pagó 3.5 millones de pesos a dos horas de haber metido la factura, dinero que fue desviado a dos empresas del llamado «Príncipe del Emprendimiento».
De ser cierto, el problema está muy focalizado: en el área donde hacen los pagos. Y también en la de los contratos. Por ahí puede estar la salida de Rangel, sin tener que recurrir a chivos expiatorios, porque conforme pasa el tiempo, su imagen pública y política se desgasta más y cuando inicie la temporada electoral, si tiene alguna aspiración, llegará muy golpeada, cuando debería ser todo lo contrario, dado su trabajo contra el Covid 19.
El problema es que han surgido voces, como la del vocero de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, Juan Jesús Priego Rivera que piden se separe del cargo si no tiene nada qué temer, algo contraproducente en este momento pero que deja en claro la mala percepción que la secretaria genera por la falta de una acción contundente para limpiar su nombre de una vez por todas.
Gabo Salazar -así conocido en los bajos mundos de los negocios sucios- afirma que es inocente de todo lo que se le acusa y que desde hace un mes, comenzaron los ataques en su contra, por presuntos actos fraudulentos y corruptos con sus empresas.
En días pasados emitió un comunicado para afirmar que no chocó hace dos meses por una borrachera, como se difundió en algunos medios amarillistas -así los llamó- y prometió mostrar las denuncias penales y civiles que ha presentado para combatir los señalamientos.
Según dice, hay una guerra sucia y política en su contra, pero… no dijo ni pío del aparente fraude en contra de potosinos que invirtieron su dinero en Invercop Capital Financial.
Las protestas de los afectados ahí están, fueron espontáneas y luego cobraron mayor relevancia cuando se supo que a través de otras firmas tenía contratos con los Servicios de Salud potosinos, por la friolera de 68 millones de pesos.
Según dijo en una entrevista hace tiempo, “si hablas de éxito, el verdadero éxito, y no el de los cuentos de hadas, estás hablando de días sin dormir y de semanas sin vivir completamente cómodo”.
Y vaya que tiene razón…
A pesar de que el Ayuntamiento realizó una licitación para la compra de más de tres mil papeleras, estas no han alcanzado a llegar ni a la Unidad Administrativa Municipal.
Esto debido a que en días recientes se pudo ver que en el estacionamiento del lugar sólo está la base de papeleras y con basura esparcida por el lugar.
Ni bien valieron los mil 824 pesos que costó comprar cada una, para tener limpias las instalaciones o de plano se está tan mal en seguridad en el municipio que hasta un bote de basura se robaron.
¿No es el colmo?