Ironía
Si en el cambio de mando de la Guardia Nacional tuvieron que ver los pésimos resultados que hasta el momento se registran en San Luis Potosí en materia de seguridad, muy balconeada a nivel nacional en los días recientes, pues ojalá que sea para mejorar.
Que se sepa, no hay una renovación de la GN en los estados y menos a escasos siete meses de coordinar las acciones.
El caso es que el inspector general David Vázquez Orozco fue sustituido por su par, Héctor Aldape Gallegos, quien hasta hace poco tiempo se desempeñaba como jefe de la nueva corporación policiaco militar en Torreón.
Se espera que con su llegada haya una buena sacudida en la coordinación de las acciones, ya que San Luis no solo ha sido presa del coronavirus, sino de la delincuencia, sobre todo la organizada, que a diario deja su estela de asesinatos sin resolver.
Luego de leer lo que el diputado Edson Quintanar Sánchez publicó en sus redes sociales, lo único que salta a la mente es si el presidente estatal de Morena, Sergio Serrano Soriano, está pintado…
Y es que de acuerdo con Quintanar, participó en una reunión virtual con el presidente nacional del partido, Alfonso Ramírez Cuéllar.
Y no por cualquier tema, ¿eh?, sino para exponerle “la imperativa necesidad de la unidad para atender la #EmergenciaSanitaria del #Covid19”, según informó.
Lo peor es que participaron compañeros de su partido, tanto locales como federales y del Comité Ejecutivo Estatal de Morena, pero Serrano ni sus luces.
¿O será florero?
Dicen que el buen juez por su casa empieza, pero al parecer no sería el caso de la Comisión Estatal de Protección Contra Riesgos Sanitarios, mejor conocida como Coepris, a cargo de Carlos Alberto Aguilar Acosta.
Como esa institución sigue abierta, por ser esencial durante la pandemia, tiene movimiento de usuarios, los cuales se han quejado de que si no los mata el coronavirus, lo hará el humo del cigarro, ya que los servidores públicos fuman como chacuacos.
El rato de solaz esparcimiento ocurre en grupos de tres o cuatro personas que tienen este vicio y no guardan su sana distancia con nadie, ni al parecer tampoco se lavan las manos malolientes y siguen atendiendo así a la gente.
Bueno, eso es lo que dice la ciudadanía, además de quejarse de algo peor: que los hacen ir para determinar o no, el cierre de algún establecimiento, como si no existiera el teléfono… o las propias señales de humo que existen en ese lugar.