
Inclusión social: gobierno humanista de Claudia Sheinbaum
Resulta que el estancamiento de casos positivos de Covid 19 en San Luis Potosí, podría tener una explicación que suena lógica: administran las pruebas a posibles portadores del virus.
No es un tema nuevo, pero la Secretaría de Salud a cargo de Mónica Rangel Martínez se contagió de la misma política de ocultamiento que emprendió la 4T, al grado que pasan los días y los nuevos casos se dan a cuentagotas, lo que empezó a extrañar a todo mundo, porque la propia doctora estuvo duro y dale conque la pandemia iba a pegar muy fuerte en la entidad. Y no se ha visto.
El problema es que estamos en vísperas de la temida fase 3 y las pruebas adquiridas por el gobierno, que son más de 16 mil, brillan por su ausencia.
Y es que si nos atenemos a las cifras oficiales, apenas han usado 970 pruebas (800 negativas, 55 positivas y 115 en estudio), hasta el día de ayer, cuando se supone que en esta fase 2 es cuando más deberían emplearlas para aislar a mayor cantidad de personas enfermas.
Ahora sí que cuando llegue la fase más difícil, ya para qué, o como dijeran los clásicos, ya ni el gasto.
En el colmo de la incongruencia, la senadora del -casi extinto- PRD, Leonor Noyola Cervantes anunció que pedirá una investigación en la Cámara alta por la compra de luminarias para dar seguridad a la población por parte del ayuntamiento capitalino, pero se le olvidó un pequeño detalle: que ella misma debería ser sancionada por promover túneles sanitizantes.
Resulta que como Noyola es el peón en el ajedrez del diputado federal Ricardo Gallardo Cardona, dio estridentes declaraciones sobre ir en contra del alcalde Xavier Nava Palacios, sin fijarse que para hablar de alguien, no hay que tener cola que nos pisen.
Parece que al dúo Gallardo-Noyola le caló, y feo, que Nava apareciera en una encuesta como uno de los favoritos a la candidatura a Gobernador en 2021, o a poco no supieron.
Allá el Senado si deja que lo utilicen para las reyertas de Gallardo, quien ni en tiempos de coronavirus guarda una sana distancia política o la cuarentena verbal.
No tardan, nos dicen, en aparecer casos de coronavirus en las comunidades, algo que se advirtió con anticipación por parte de las autoridades sanitarias.
Uno de los casos más recientes de denuncia que no encontró mucho eco que digamos en el Sector Salud, está en el municipio huasteco de Tanlajás, donde los jueces auxiliares afirmaron que dos personas procedentes de la CDMX, presentaron todos los síntomas de la nueva enfermedad.
El problema es que siguen en calidad de «sospechosos».
Por lo pronto, parece que todos los potosinos que volvieron de estados grandes como la capital del país, Nuevo León o Guadalajara, no han tenido el mismo trato que los migrantes de Estados Unidos de aislarlos 14 días… cuando la transmisión, desde hace varias semanas, ¡ya es local!