
El uso del pasado
El Covid 19 pega, pero no igual para todos y sino que lo digan el secretario de Seguridad Pública Jaime Pineda Arteaga y el mando del municipio capitalino Édgar Oswaldo Jiménez Arcadia, quienes no vieron lo duro sino lo tupido antes de la llegada de este coronavirus.
Hoy por hoy, ambos jefes policiacos pueden presumir sus mejores cifras, ya que la cuarentena tiene a miles de potosinos recluidos en sus hogares, incluidos algunos delincuentes previsores que hicieron su ronchita para aguantar.
Recordemos que a tanto llegó la presión, que Pineda se autocensuró en sus declaraciones, pero luego volvió a regar el tepache cuando dijo que no recomendaba usar el 911 y, pian pianito, ya nadie pide que lo despidan.
Por su parte, Jiménez Arcadia ahora sí puede decir con todas sus letras, como afirmó antes del virus, que sus estrategias son adecuadas. “Si usted considera que hay una falla, entonces nos la puede decir”, retó.
A ellos sí les conviene que siga el coronavirus.
Otros que brincan de gusto son Rocío Zavala García y Gabriel Andrade Córdova, porque de mil 500 ambulantes en el primer cuadro de la ciudad, ahora los cuentan con los dedos de sus cuatro manos y un poco más.
Pero no todas son buenas noticias, porque hay quienes se preguntan si cuando pase la cuarentena, seguirán libres estos espacios. Léase los comerciantes establecidos, a quienes se les hizo el milagro.
Y es que uno de los inconvenientes para quitarlos de esa zona, es que tienen permisos, los cuales son casi casi como las plazas en el gobierno: se heredan de generación en generación y no hay manera de terminar con esta práctica.
El verdadero problema, sin embargo, no es ese, sino qué van a hacer las autoridades cuando termine la emergencia sanitaria, porque como está la situación económica, es posible que de pronto se vean nuevas caras con puestos tendidos en las calles.
Un asuntito que las autoridades sanitarias no terminan de atender tiene que ver con la repartición de medicamento sin control en la vía pública, por parte de algunas farmacias.
Con el pretexto de que hay muchas enfermedades respiratorias entregan “muestras” de laboratorios nuevos a las madres de familia que se atreven a salir a hacer sus compras.
Supuestamente no se trata de antibióticos, pero no hay certeza y de entrada es una práctica que la Secretaría de Salud no debería permitir.
Otro trompo a la uña para el director de la Coepris, Alberto Aguilar Acosta, quien de por sí no tiene trabajo en esta contingencia.