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Trump, ¡uy que miedo!
No cabe duda que hay políticos que, como buitres, rondan a las potenciales víctimas del Covid 19.
En últimas fechas, muchos de ellos han hecho su peor apuesta y gastan el dinero a manos llenas con ayuda a quienes no tienen los suficientes recursos para enfrentar esta delicada contingencia sanitaria.
Mencionarlos es caer en su juego o hacerles publicidad, pero es claro que están perdidos en el manejo de los tiempos políticos, ya que los actuales no son los más idóneos para lucrar o mendigar un voto hipotético.
Quienes así actúan están enfermos, no del virus, sino de poder.
Sin que sea una medida oficial, de pronto los potosinos y prácticamente todo el país, pasaron de la Fase 1 (contagios importados) a la Fase 2 (locales) para protegerse.
Los únicos que siguen hacer caso, más por necesidad que por otra cosa, son los vendedores ambulantes.
Según el subdirector de la Unidad de Gestión del Centro Histórico, Gonzalo Bárcenas Reyes, ante la contingencia se mantiene la comunicación con los comerciantes, tanto establecidos como ambulantes.
Pero, consultado sobre las medidas específicas para este último grupo, simplemente no supo decir nada.
Mientras en el Hospital General la persona encargada del acceso aplica un estricto protocolo para el ingreso de los pacientes enfermos que requieren servicio médico, ataviado con un traje peliculesco, cubrebocas y guantes, y aplica el respectivo gel antibacterial, en las clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social es todo lo contrario.
En el IMSS, este trabajo sigue a cargo de un guardia de seguridad que no tiene ninguna medida de protección y tampoco sabe canalizar a las personas que llegan a las instalaciones, cuando se supone que todas las instituciones deben aplicar los mismos protocolos.
Gulp, y eso que en esa institución, de los primeros tres casos positivos, se detectaron los dos primeros, con la respectiva –y obvia- propagación del Covid 19.
En San Luis, vivimos en el mundo al revés.