Diferencias entre un estúpido y un idiota
La séptima visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a San Luis Potosí (una de ellas, como mandatario electo), concretamente al municipio Villa de Ramos, se pondrá muy interesante, debido a que pisará territorio antorchista y hasta se dice, el líder nacional de este movimiento, Aquiles Córdova Morán está más puesto que un calcetín para venir y estar presente.
La gira será el próximo lunes, último día del mes y como por arte de magia el alcalde Abraham Villa Ortega y el Gobierno del Estado, desactivaron la huelga de los policías municipales, les ofrecieron aumento de sueldo y quitarles las resorteras para darles armas de fuego en defensa de los pobladores.
Ahora sí que, como dicen en el pueblo, ¿no que no tronabas, pistolita?
Pero lo mejor de todo será ver en cadena nacional, si es el caso, a AMLO y Córdova en el templete, con abrazo y beso, dado que el tabasqueño está duro y dale conque los antorchistas son muy transas y por eso ya no les da ningún programa social y prefiere hacerlo de manera directa con los beneficiarios.
Ah, por cierto, López Obrador inaugurará el hospital Los Hernández.
Pues… está grueso lo de Cárdenas.
Dicen los enterados de la noche de terror del miércoles, que por segunda vez un grupo delincuencial se llevó al alcalde Jorge Omar Muñoz Martínez, mejor conocido en la campaña electoral como el licenciado Melones, junto con un comandante de la Policía Estatal a cargo de su Policía Municipal.
Para ponerle más emoción al asunto, afirman que ambos fueron devueltos ayer luego de una calentadita por parte de, ¿quiénes creen?: Los Talibanes, que sentaron raíces en ese territorio, tras su expulsión de Ciudad Valles.
En la refriega se habló de varios muertos, pero la SSPE salió a decir que eso no era cierto.
Sí hubo balazos, señaló, pero derivado de un caso de “violencia doméstica” que dejó a un policía herido con un vidrio.
O sea sí, pero no, pero quién sabe.
Pasan las horas y el diputado Cándido Ochoa Rojas no se pronuncia por la muerte de varias personas en su presunto rancho de Tancanhuitz.
Si bien se trata de un inmueble particular, el legislador tiene la obligación de dar la cara en este caso, de confirmarse que es el propietario y responder.
En primer lugar sería interesante saber en qué condiciones trabajan las personas en el pozo que limpiaban con gasolina y del cual no pudieron salir; si estaban dados de alta ante el IMSS, contaban con sus prestaciones y hasta su salario, porque es bien sabido que a la huasteca se le da mucho la explotación laboral.
Por otro lado, la CEA o la Conagua deben decir si ese pozo tenía permiso para ser construido y explotar un bien federal, que es el agua.
En fin, hay muchas preguntas en el aire, pero de Ochoa depende responderlas o dejar que el tiempo o mejor dicho la fiscalía de Federico Garza Herrera, como siempre, deje este caso tan espinoso en el olvido.