Libros de ayer y hoy
En su obra “Amor a la vida”, Erich Fromm trata en capítulo muy interesante el tema de los “biófilos” y los “necrófilos”; entendidos aquellos como los individuos que aman la vida y todo lo que a ella concierne y a los segundos como aquellos que a todo le ponen ‘peros’ y que son habitualmente negativos.
En toda sociedad humana existen “biófilos” y “necrófilos”; esta clasificación no hace que la vida sea más útil o más eficaz ni mucho menos llevadera; sino por el contrario, la complica.
No se trata de dos fuerzas que luchen entre sí, pues la “biofilia” entendida en el concepto de amar todo lo que de la vida emerge y le es atinente, constituye un concepto válido en sí mismo y sin opuestos contra los que tenga que enfrentarse.
Lo cierto es que la conducta necrófila de los seres negativos, interrumpe, obstaculiza o retrasa el flujo positivo y las actitudes de las sociedades colectivas sanas.
¿Y San Luis Potosí es una sociedad “biófila” o “necrófila”?
Para opinar sobre esta cuestión tan delicada es necesario convencernos que para ello nos encontramos como el problema de que “Dios es Cristo”, es decir, no se trata de un problema de clasificación, sino de análisis honesto de su realidad.
Los potosinos somos muy amigos de la “necrofilia” y por eso la percepción social nos califica como personas difíciles y hasta cierto punto negativas, porque difícilmente reconocemos los logros del otro, sus alcances, sus estaturas y niveles, sus proyectos, sus sueños y de ahí se desprende una descalificación para todos.
Nos convertimos en enemigos de sí mismos y de los otros.
Si de verdad fuéramos “biófilos” tendríamos más acendrado el espíritu, más concentrada nuestra conciencia, y seríamos más igualitarios y justos.
La sociedad actual de San Luis Potosí no dista mucho de la sociedad a la que regañó Ponciano Arriaga en su excelente carta conocida con el nombre de “Perderemos toda esperanza”, escrita hace más de ciento cincuenta años.
Esa carta que todos los potosinos deberíamos leer día a día y aprender de ella, es tan fuerte que contiene expresiones tales como 一”¿y qué habremos de decir ante la sociedad universal que en pleno siglo de las luces San Luis vive sumido en las tinieblas? ”
No es patetismo reconocer una realidad; fíjese usted cómo nos atropellamos, nos descalificamos, nunca alentamos al otro, nos insultamos, criticamos sin base, chismorreamos, elaboramos cuentos e intrigas y tan generalizada es esa forma de ser que cada vez el ambiente social se corrompe.
Nos encontramos en un estado de emergencia permanente: tenemos que ser honestos y corregir, porque es una vergüenza que seamos una sociedad necrófila y una tristeza que como sociedad mediocre, estemos destinados al aletargamiento o al fracaso. Eso asusta.