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Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
Alguien me dijo el otro día, que no aguantaba a los millennials porque además de que no podía con ellos, le enojaban su falta de responsabilidad y compromiso. No estoy de acuerdo.
A través de los años, me he convencido que las ideas de los jóvenes y las rebeliones estudiantiles son una exigencia diaria en toda sociedad democrática, así como también he discutido y sostenido en muchos foros, que la mujer, más que un accidente provechoso en el hombre, es lo mejor que le ha pasado a la vida de los hombres.
El valor sin medida de la mujer en todos los procesos de la humanidad, nadie puede contradecirlo ni objetarlo.
Creo que ahora por lo mismo, la fórmula exacta para el cambio, es la que combina los atributos naturales de la juventud con los atributos naturales de la mujer.
La mujer millennial con su intuición y sensibilidad, con su energía y su ímpetu puede reformar el estado de cosas y ese cambio lo puede lograr conciliando su inteligencia emocional –que la tiene diferente a las generaciones de sus mamás y abuelas–, con los altos grados educativos que obtiene y los avances tecnológicos en los que es diestra y que la hace altamente competitiva.
La mujer millennial hoy tiene la obligación de defender –hasta de una manera irreverente– su declaración de que es una mujer independiente. No debe someterla nadie, ni nada, que no sean justos.
La mujer millennial, tiene la capacidad para hacer a un lado la mediocridad y alejarse de las personas tóxicas y de las relaciones enfermas.
Pueden cambiar el mundo si no copian modelos, si no imitan patrones; pueden diseñar un mundo nuevo, pensar en el futuro, amar al amor, dolerse de los desprotegidos y ayudarlos, llorar, gritar y estudiar, servir a sus semejantes.
La sociedad potosina debe cambiar. Es un modelo antiguo y desgastado que no responde a la juventud, menos al papel mundial que le corresponde a la mujer joven.
La sociedad potosina se encuentra en un estado de emergencia permanente. Las millennials tienen la clave.
Las mamás, abuelas, tías y bisabuelas son cosa del pasado como el catecismo del Padre Ripalda, tomen de ello solo lo bueno y de inmediato tiren el resto.
La mujer millennial debe opinar cuanto antes de los problemas sociales y de la política aunque para ello use hasthags y emojis, si es el caso, pero que opine.
Las mujeres millennials no necesitan un “jefe” para hacer eso, necesitan un “líder” que tendrán que buscar entre ellas para que la organización social cambie.
Que quede atrás el antro y sus escandalosas consecuencias, si es que las hubo, pues tal vez tenían que vivirse. No pasa nada, todo tiene su por qué y su historia y no está de más provocar de vez en vez una tormenta. Ya pasó.
La mujer millennial cuenta con una inteligencia emocional que no tuvimos otras generaciones y es lo que la hace trabajar con pasión, es individual y única, discute, se enfrenta, defiende su lugar en el mundo.
La sociedad potosina se está enfermando y la mujer millennial debe atenderla con esmero, pero debe hacerlo muy rápido a través de muchas tareas y lo puede hacer dándose tiempo para vevo, instagram, snapchat, selfies y memes, justin bieber y el reggaetón, para apple music y soundcloud.
Sólo recuérdense de sí mismas.