
Oposición no regatea la unidad nacional ante llegada de Trump
Ha quedado claro como nunca que los partidos políticos comparsa han encontrado más lucrativo aliarse como segundones con los partidos grandes que crear sus propias propuestas y plataformas. Cómo escorts al servicio del poder y dispuestos a doblegarse al mejor postor, los partidos como Movimiento Ciudadano y el Partido Verde Ecologista de México han sabido ser los patiños de la política y la administración pública. Se conforman con las migajas que caen de la mesa del patrón. Pero se hacen notar como si fueran valiosas fuerzas que valiera la pena añadir a tus plataformas electorales.
El subproducto de estas alianzas, otrora inconcebibles, es una miriada de diputados locales y federales que continúan el espíritu mercenario de sus partidos de origen y que llegan a sus curules vía la plurinominalidad. Así, vistiendo colores diversos, se vuelven cómplices silenciosos sin propuesta y sin un apoyo popular real.
Ahora viene una vertiente nueva donde el candidato de Movimiento Ciudadano que, hace 6 años, estuviera aliado con el PAN, hoy se vuelve el sicario electoral de la 4T, dispuesto a arrancarle un buen cacho de votos a la alianza del frente en perjuicio de su candidata, Xóchitl Gálvez. El ridículo gobernador de Nuevo León, Samuel García, una personalidad mediática bastante ridícula y con una clara extracción conservadora y fifí, además de una no tan clara filiación con el narco, a pesar de haber dicho que no iba a abandonar el puesto para lanzarse a la presidencia de la República, hoy lo hace descaradamente, dejando en graves problemas al estado de Nuevo León que no puede ni siquiera decidirse en quién es el gobernador que lo sustituya de acuerdo a lo que indica la ley y los poderes de ese estado.
Muchas veces estas situaciones de jugadas ajedrecistas de la política se llevaron a cabo de forma velada, cuidando las formas y apariencias para no caer en dimes y diretes. Hoy, con el cinismo, la falta de tacto y la marrullería de la nueva política mexicana, así como la permisividad, el hastío y el rencor que aún permanece en la población votante actual, tenemos un escenario a todas luces expuesto en todo su insufrible y repulsiva desfachatez; una peligrosa locura sazonada en ignorancia y falta de educación política de esta generación actual, principalmente culpa del gran movimiento chairo nacional. Este monero se pregunta cómo van a quedar registradas estas horas en las páginas de la historia y qué será de nuestro país si siguen así de mal las cosas.