
El uso del pasado
El Estudio Técnico de Factibilidad para el Establecimiento del Área Natural Protegida (Ipicyt, junio 2018) que declaró una minúscula parte de la Sierra de San Miguelito como Reserva Estatal, menciona 11 veces la palabra «incendios» a lo largo de sus 177 páginas, lo cual da una idea de la poca seriedad con que fue abordada esta problemática que hoy tiene devastado al pulmón potosino.
Imaginen ustedes el desastre que fue este trabajo desde el escritorio y las cúpulas políticas, pero antes saquen su calculadora. La superficie de la sierra, según el estudio, es de 81 mil 565.27 hectáreas, de las cuales, 12 mil 613.47 ha fueron declaradas Área Natural Protegida por decreto publicado en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado, el jueves 20 de septiembre de 2018; es decir, apenas el 15.4%. De acuerdo con las autoridades, la temporada de incendios ha perjudicado 15 mil hectáreas en todo el estado, una buena parte en San Miguelito, donde ya ni siquiera precisan la extensión quemada, porque los números no les cuadran. En resumen, los incendios rebasaron a las autoridades.
Todo parte de una mala planificación en la protección de la sierra y la decisión del gobernador Juan Manuel Carreras López de haber designado como secretaria de Ecología y Gestión Ambiental, a Yvette Salazar Torres, quien una y otra vez no ha podido demostrar por qué está en ese puesto. Y si no, que le pregunten a los huastecos, donde un día y otro también, hay ecocidios que la Segam pasa por alto bajo el pretexto que corresponde atenderlos al Gobierno de México.
Van las 11 menciones de incendios en el documento rector que permitió a Carreras tomar la decisión de establecer una partecita de la sierra como Área Natural Protegida y dejar su operación en manos de Salazar.
Página 53 (¡la primera mención hasta la página 53!), donde se explica el efecto invernadero a causa, entre otros motivos, de los incendios. Es decir, una referencia.
Página 91 (menciones 2 y 3), señala que la presencia del ganado equino, el ciclismo de montaña, el tracking sin control «y en menor medida la cacería furtiva y los incendios», son un problema. «Por tanto, se debe proponer en el Plan de Manejo medidas que permitan el control del ganado, cazadores y de los visitantes; y medidas de manejo del bosque para reducir el riesgo de incendios».
Página 94, la cuarta vez: «Las ANP en cualquier parte del mundo se ven sujetas a distintas amenazas entre las que podemos mencionar: los incendios forestales (…)”. Y en la página 95, la quinta y sexta, donde nuevamente se piden acciones para prevenirlos o mitigarlos, así como implementar brigadas especiales en las comunidades y equiparlas.
Página 99, séptima mención: «(…) es importante monitorear la calidad y estructura de los bosques, para de ser necesario y con el fin de evitar contingencias (incendios, etc…) hacer podas de mantenimiento y/o brechas cortafuego».
Página 100, octava: «La Sierra de San Miguelito ha sufrido alteraciones en su cubierta vegetal a través del tiempo por actividades como la tala, el pastoreo, la minería y ocasionalmente por incendios».
Página 107, novena: «(…) Además se deberá contar con el equipo básico como sería radiocomunicadores, equipo antiincendios, etc…».
Página 159, décima y undécima: Señala que «el incremento en la frecuencia de incendios naturales» afecta a los pinos, pero que «de las funciones ecológicas que cumplen, los bosques de pinos resisten eventos prolongados de sequía, incendios y heladas».
Ahí están las 11 menciones. No existe un solo capítulo de este documento creado por el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt) dedicado a los incendios. Es tan omiso en este sentido, que primero dice que los siniestros son ocasionales, luego que sí son fuertes, después que no afectan tanto a los pinos y enseguida que sí. Cantinflas o la Chimoltrufia se quedaron cortos.
El Ipicyt hizo el estudio, la Segam lo avaló y el gobernador Juan Manuel Carreras lo usó para lanzar su decreto.
¡Qué bárbaros!