
¿Quién será el Papa 267?
Hay preocupaciones en las masas sociales, una de ellas, arraigada como ciencia ficción, ilustra de manera clásica el temor a la tecnología y lo desconocido; basta recordar el caso de la radiotransmitida novela La Guerra de los Mundos (Welles, 1898).
Recientemente se ha expresado una preocupación por los alcances de la Inteligencia Artificial, IA; que se constituye como un conjunto de algoritmos de autoaprendizaje integrados en dispositivos y artefactos robóticos, es decir, yacen en algún robot computacional o físico.
En parte, el temor social está por el dominio de la tecnología sobre la humanidad, otra parte por desplazamiento laboral que ésta podría provocar, una mas en la ignorancia.
Este espacio sostiene que diferentes clases de robot con IA serán de gran ayuda social; talvez desplacen laboralmente, pero sólo lo harán en aquellas actividades que no requieren del intelecto y capacidades humanas dotadas por la evolución.
Aquí hemos comentado cómo un robot barista podrá preparar café de buena manufactura; podrá dictar sentencia, lo están haciendo en California para casos de tránsito; podrán reproducir artes plásticas y construir casas en masa; pueden escribir cuentos simples con unas cuantas palabras o ideas; podrá escribir reportes científicos de la ciencia formal y muchos mas.
Lo que no puede, al menos aún, es superar la capacidad olfativa de humanos y mamíferos, pues no existe nariz artificial alguna con capacidades de detección para entrenar al algoritmo; tampoco podrán definir ni resolver sobre preceptos jurídicos profundos y la evolución de estos, como la definición y alcances de un ser vivo; ni abstraer conceptos divergentes como cubismo, impresionismo, expresionismo u otros en pintura o arquitectura; mucho menos concebir el retrato de la realidad mágica o la surreal provocada por la vida en un asentamiento amazónico o alguna megaurbe mexicana que resulte en una corriente literaria.
Así, incluso la IA podrá escribir reportes cortos en Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, orientados a la difusión masiva, pero nunca concebir preguntas, mucho menos respuestas, a inquietudes como ¿qué es el tiempo?, ¿cómo se define la vida a partir de los rastros que ésta deja en cuerpos del universo?, ¿qué son la materia y energía obscura así como su relación con el origen del universo?, si hay varios universos, ¿cómo poder identificarlos?, éstas y una gran lista de preguntar científicas aun están fuera del alcance de la IA, no así reportes que compendien lo que por ahora se sabe de éstas.
El asunto viene a cuento porque, aunque aun no es noticia en México, en Harvard se prevé un programa piloto para un próximo futuro semestre, donde un robot con IA dirija las actividades de enseñanza-aprendizaje, es decir, actividades docentes a nivel de licenciatura.