
Los niños que fuimos
Recientemente durante la audiencia de la directora de la agencia de combate a las drogas (DEA, por sus siglas en inglés) al ser cuestionada por el senador de Luisiana John N. Kennedy, Anne Milgram, se quedó sin palabras cuando el senador le hacía reclamos sobre el manejo de la droga y a la vez argumentaba que la mejor forma de solucionar el problema para su país era definitivamente intervenir en el territorio mexicano. Esto es un discurso que comparte con otros senadores, por ejemplo Lindsay Graham, también republicano, que pugnan por declarar a los carteles mexicanos como grupos terroristas para así poder justificar su intervención directa en nuestro país.
Hemos sido testigos de que desde hace tiempo existe esa terrible cepa de republicanos extremistas que creen que el planeta es suyo por derecho y pueden en cualquier momento venir y hacer de nuestro país lo que se les den en gana. Muestra de ellos fue el ex presidente Donald Trump en su momento. Sus políticas hacia nuestro país fueron lo menos amigable posible. El tema de la migración y el del narcotráfico hace difícil poder llevar una relación tranquila con el vecino país.
Constantemente estos personajes humillan públicamente a nuestro país y en pocas ocasiones hay quien les haga frente, pero un frente firme y con el respaldo de la nación, no como lo está haciendo la actual administración de payasos que creen que por decirlo, es un hecho. Andrés Manuel López siempre ha mostrado una animadversión, muy propia de la izquierda chaira mexicana, hacia el vecino del norte, al cual simplemente le llaman el imperio yanqui. No es de extrañarse que sus seguidores y su gabinete tengan la misma opinión y la expresen de la misma manera.
Por supuesto que los dichos del senador Kennedy son falsarios, humillantes y lo menos que se puede decir ignorantes. El desprecio que muestra hacia un país por culpa de los criminales que viven en él es inaudito. Y todavía utiliza ese lenguaje para referirse a una nación. debería de ser un acto reprobable en sí. Pero no hay quien le haga frente, los timoratos encargados de la relaciones internacionales si bien tienen boca para hablar, no tienen los pies firme sobre el suelo.
Marcelo Ebrard, el secretario de Relaciones Exteriores argumentó fácilmente en contra del señor Kennedy, pero definitivamente carece de sustento personal para tomar la bandera, y el embajador de Estados Unidos, nuestro paisano potosino. Esteban Moctezuma hizo un recuento bastante bueno de datos estadísticos que refutan las barrabasadas dichas por el senadorcillo de Luisiana. Y además le agregó suficientes argumentos como para que se ocupe mejor de su estado y no de nuestro país. Pero al igual que Ebrard el sustento que les falta por culpa de tener un gobierno federal, presidido por el visceral y tirano López Obrador, hace que sus respuestas sean palabras desintegrándose lentamente en el viento.
Ojalá, querido lector no mal entiendas a este monero, por la simple diatriba, estúpida del dichoso senador, por mí que se pudra y los partan mil rayos, a él y a todos su seguidores y quienes apoyan esa política de intervención.
Pero también tenemos que ver de este lado de la casa, lo que tenemos, y estas cosas suceden cuando México incumple en su parte del trabajo, porque el hecho de que se combate el narcotráfico no es solo para beneficio de los norteamericanos, es un problema grave que estamos viviendo día día en nuestra propia piel los mexicanos. Nuestras calles son zonas de guerra, nuestros baldíos son cementerios, la policía es un títere y un payaso al mismo tiempo, el ejército está doblegado y al mismo tiempo invadido. Negarnos sobre nuestro problema, nos llevaría precisamente a la situación que el maldito senador nos está imponiendo, la falta de un gobierno que se haga cargo de este problema, nos ha traído esta consecuencia diplomática, increíble.
No pongo en duda el hecho de que las autoridades anteriores hubiesen pactado, si no es que fuesen parte del mismo narcotráfico, pero en la parte pública, al menos procuraban cumplir con los acuerdos, tratados y estrategias que podrían mantener un tercer problema, que es un gobierno intervencionista, fuera de nuestro territorio. Ahora vemos que el presente gobierno hace lo mismo, pactada, se involucra, se vende, permite, evade y evita ejercer la ley y la justicia.. pero además, se vanagloria de incumplir los tratados y tomar un tono buscapleitos con los buscapleitos del otro lado del río Bravo.
Con este y muchos problemas que va a heredar López Obrador, francamente, quien se arriesgue a tomar la bandera de oposición a la presidencia, el próximo sexenio, si llega a ganar la presidencia, va a tener el desastre más terrible que se pueda imaginar. Hasta para los mismos correligionarios de López Obrador, solamente les va a quedar destruir más al país o recoger el tiradero, por eso también me da lástima la Corcholata que se saque la rifa del tigre.