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Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
La hora de la verdad está por llegar, el fuera máscaras de cara a la Nueva Normalidad que aplicará en San Luis Potosí, como en todo el país, a partir del 1 de junio.
En esa fecha comenzará el verdadero reto para todos, de afrontar de la mejor manera posible, ahora desde las calles, la pandemia del virus Covid 19.
Nada fácil, ni para el Gobierno del Estado ni para la sociedad. Durante la Jornada Nacional de Sana Distancia (léase cuarentena), se vieron claramente cuáles son las prioridades. La principal de ellas, mantenerse, comer. Un gran sector de la población padece pobreza moderada y extrema, vive al día, no tiene el suficiente dinero para mantenerse encerrada y tampoco hay cultura del ahorro y sí deudas. La combinación perfecta para incumplir el llamado al distanciamiento social.
Y el gobierno, por su parte, no tiene el suficiente dinero del erario para su propio aparato, solventar todos los gastos extraordinarios que implica el coronavirus y tampoco puede mantener a toda la gente. De ahí la necesidad, no explicada aún con suficiencia por parte del gobernador Juan Manuel Carreras López, de pedir 700 millones de pesos de deuda y reestructurar la deuda bancaria. Por qué 700 millones y no 800 o no 600, o cualquier otra cifra, no se sabe. Lo cierto es que hay gobiernos en las demás entidades federativas que han incurrido en la misma salida y en algunos casos por mucho más dinero. Si el mandatario potosino fuera más claro, podría desmontar algunas inferencias muy básicas de que se quiere robar el préstamo. Se imaginan, si eso ocurriera, sepultará al PRI en 2021.
Pero volviendo al tema -y conste que sin defender al gobernador, que puede solo-, el reto hacia adelante no está nada más en el tema de la deuda, sino en el de la reactivación económica y la generación de empleos. Es algo urgente, amén de la recuperación de las actividades productivas que por sí mismas son generadoras de riqueza.
El otro problema por resolver es el político. Durante el aislamiento social se vio de todo: desde los buitres que buscan votos, hasta los que llevan su animadversión por el gobierno a niveles escandalosos de irresponsabilidad. Mencionarlos no tiene caso, para qué hacer más grande la hoguera, pero son de todos conocidos.
Ojalá sea cierto eso que dijo Carreras el pasado viernes, de que ha dialogado con los alcaldes para juntos, cada quien en su ámbito y respetando las autonomías municipales, puedan velar por los habitantes, que son lo más importante.
Porque si el semáforo de retorno a las actividades se politiza o tiene un uso faccioso, ya estuvo que el coronavirus no guardará su sana distancia con nadie.
Ese tema del semáforo que impuso la Secretaría de Salud federal no tiene reglas claras. Las generalidades están bien, pero falta que se conozcan los detalles. Por ejemplo, nadie sabía – aunque se suponía- que los Municipios de la Esperanza no sólo no debían tener vecinos con contagios dentro del estado, sino fuera de este. Fue por eso que, cuando hubo los primeros casos en el municipio de Galeana, en Nuevo León, el potosino Vanegas quedó fuera, a 48 horas de haber recibido luz verde para el regreso a las actividades.
Por eso el semáforo debe ser muy cuidado y tener reglas nítidas para todos o no faltará quien se pase el alto…