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Trump, ¡uy que miedo!
Y ya que hablamos de educación, en los próximos días daremos una zancada enorme en materia de nuestros cambios que hemos vivido en la multicrisis del 2020, que por supuesto no concluyó en ese año.
Después de agradecer infinitamente las actividades realizadas por los que integran el sector médico, habiéndonos salvado y contenido los horrores del virus, que tocó cada rincón de nuestro planeta, y aunque no nos cansaremos nunca de cantar loas a su heroicidad, lo que nos trajo un renacer tras de esta tragedia de múltiples dimensiones, hay que hablar de los siguientes en tomar la trinchera con su respectiva y reconocible posición honorable y, como muchas veces ya se ha dicho, apostólica.
Aún está dudosa la fecha exacta en que los maestros regresan a las aulas, pero puede ser que suceda entre hoy y el mes de agosto. Pero ante la perspectiva y celebrando el 15 de mayo el día del maestro en México hay que decir que no es una tarea fácil. En primer lugar, porque a pesar de ya haber sido vacunados en su mayoría a través del programa de vacunación en México, aún se enfrentan a la posibilidad de contagio que trae la presencia de los educandos, quienes por su edad aún están lejos de ser partícipes en dicho programa, es decir los niños y jóvenes aún no son vacunados ni están programados para ello, en parte por la baja prevalencia del virus entre sus filas. Pero eso no los exime de ser portadores, ni a los maestros ya vacunados de contagiarse. Está dicho que la vacuna servirá también para que los síntomas no sean tan severos en caso de ser contagiados, así que, a pesar de todo, si hay un riesgo claro en la participación de los maestros en esta nueva tarea. Entonces, si bien el personal médico está al frente de la batalla y no hay dudas sobre su heroicidad, los maestros al enfrentarse a esta situación también llevan una fuerte dosis de valor y patriotismo, ya que el proceso para que pudieran contagiarse es mucho muy diferente del personal del sector médico, pero hay riesgo.
La otra parte de la batalla que enfrentan los educadores está en la difícil tarea que tendrán no inmediata, pero si subsecuente de complementar los conocimientos que pudieran haber sido deficientes en esta generación de alumnos. Es decir, la educación es una tarea de por sí compleja y difícil, este año no se hizo más fácil al contrario tuvo sus consabidas complicaciones.
Parece obvio que si se le hiciera una evaluación comparativa a la de los alumnos de hace dos años por ejemplo en total habría esa palpable deficiencia.
Y tanto en la sociedad como el gobierno y el propio sector educativo podrían hacerse de la vista gorda como en muchas cosas, nos lo está pidiendo la comprensión y flexibilidad que debemos de tener solidariamente como nueva sociedad por este terrible flagelo que nos fustigó. Pero los jóvenes y niños no pueden crecer con esa deficiencia en las manos deben de seguir luchando y además se les debe complementar lo faltante para que su educación sea completa, igual o mejor que la de las anteriores generaciones. En ese orden la batalla del maestro tiende a ser un tanto cuanto mayor que antes. Esto es lo que se pronosticaba como en la nueva normalidad. Este es uno de los factores con los que tendremos que lidiar el resto de nuestra vida. Pero no viene solo, como una especie de consuelo podríamos decir que este año también nos trajo esta inducción de los sistemas tecnológicos para mejorar el proceso educativo, tanto en el hecho de que los padres, que ahora saben lo difícil que es la labor educativa, probada en carne propia, podrán comunicarse de una forma más directa con los maestros, y contarán con herramientas tecnológicas o a través de la tecnología que puedan ayudarlos a mejorar la calidad educativa, no dejándoles la tarea únicamente a los maestros. Además, la necesidad de contar con estas herramientas tecnológicas se vio obviamente incrementada en muchos hogares lo cual puede también ser una mejora palpable en la educación de los jóvenes y niños. Es decir, las herramientas tecnológicas intangibles de la Internet al mismo tiempo que la reciente adquisición de artificios electrónicos para uso de los alumnos, podría convertirse en una ventaja post pandemia, pero solo si se orquesta y se le da seguimiento a través de las instituciones educativas y gubernamentales.
A los ojos e imaginación de este monero podríamos considerar que esta catástrofe se convirtió en una fuente de nuevos recursos y en algunas áreas de la existencia humana existirá un progreso deseado, tal vez los abrazos, saludos de beso, apretones de mano y reuniones multitudinarias sean diferentes en el futuro, tal vez en los días después de la pandemia será más frecuente ver a nuestros vecinos y amigos con cubrebocas y gel antibacterial, tal vez los sistemas de salud del mundo cambien en sus normas y perspectivas a un nivel superior después de lo que hemos pasado, pero definitivamente hemos cambiado notablemente a nivel mundial y veremos estos cambios en función próximamente en nuestras escuelas. Veremos qué tan trascendentes resultan estos cambios. A todos los maestros y alumnos les mando un fuerte abrazo en especial a mis dos universitarios, mis hijos, y por su labor a los maestros y maestras que abundan en mi bendecida vida.