Libros de ayer y hoy
Corrían los días finales de mayo de 1919, el viernes 30 para ser exacto, cuando la revista científica más importante, que aún los es, para la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, publica en su volumen XLIX, número 1274, sí la Revista llamada Science, el artículo con título: The Lessons of the pandemics (Las lecciones desde la pandemia) de George A. Scoper; mayor adscrito a los cuerpos de sanidad estadounidense, Science 49 (1274), pp. 501-506, DOI: 10.1126/science.49.1274.501.
Veamos un poco de contexto histórico y hagamos contrastes con la actualidad.
En esos tiempos de segundo decenio del siglo XX, México estaba convulsionado, Zapata era acribillado en abril de 1919 y un año después Carranza también; sucedió en mayo de 1920. En el mundo, apenas 6 meses atrás –noviembre de 1918, según la historia formal- se terminaba la Gran Guerra en el viejo continente.
Las vacunas para bacterias habían sido usadas desde 1796, cuando material obtenido de pústulas de vacas con viruela se aplicaron para tratar la viruela en humanos por Edward Jenner: era bioingeniería rudimentaria. Luego de sus trabajos, Louis Pasteur, a finales del siglo XIX, hizo grandes avances al respecto al usar método científico. De ahí hubo enormes avances hasta 1930 –tiempos de guerra cristera en México-, todo para tratar infecciones bacterianas.
De virus, bueno, eran tiempos sin suficiente conocimiento ni tecnología para tratar enfermedades virales. De ahí la relevancia del artículo en la revista Science. Dónde se hace un recuento sobre la influenza y sus efectos. Ahora sabemos que la influenza es viral y estacional, sobre infecciones virales ya hay prevención que incluye vacunación, influenza estacional, VPH y más.
En el artículo en comento se puede leer: “La cosa más sorprendente acerca de la pandemia fue el misterio total que le rodeó. Nadie parecía saber qué enfermedad era, de dónde vino ni cómo pararla.” Sobre COVID-19 no es el caso, sabemos que es viral, a pocos meses del brote ya se proclama que hay vacunas con pruebas en humanos en EUA y China; los titanes mundiales.
Entonces, en aquel artículo de 1919, se escribió, con traducción de quien escribe: “Las medidas que fueron presentadas para controlar la pandemia estuvieron basadas en las teorías de menor sustento. Se asumió que la influenza podía ser detenida al emplear métodos usados previamente para parar contagios de otras enfermedades respiratorias.”
Lo mismo pasa ahora, con diferencia de que en tiempos de la influenza referida en el citado artículo no existía la red de movilidad global como la hay ahora: Enorme, con gran flujo de pasajeros, red aeroportuaria.
Ya hace un siglo se destaca la indiferencia pública, donde la gente despreciaba el riesgo que se corría; ahora es igual, sin contar que los eventos masivos actuales reúnen a decenas o algunas centenas de miles en un festival musical.
Ya en mayo de 1919 se listaron 12 puntos para prevenir el contagio masivo. Son los mismos que ahora se siguen independientemente de la definición de autoridades o la inacción de las mismas.
Por ello solo se puede entender que tenga fines electorales cuando alguna autoridad dice contar con protección por moralidad o por imágenes con deidades que alejan a los enemigos. Así también, por los mismos fines, se han realizado actos que reúnen a cientos, que induce estrés a la alza sobre la tasa de contagio e infección, para celebrar el 18 de marzo de 1938.
Algo que debe estar claro es que los virus, como el COVID-19, no emiten votos, sólo infectan.
Y ese hecho no depende de las intenciones, ni de las preferencias político-electorales, sino que sucede, está aquí, y la opción es seguir la versión actualizada de los 12 puntos señalados desde 1919.
Hace un siglo fue la influenza, quizá resultado del invierno de 1918 que ocurrió con frío extremo, ya ha sucedido una pandemia.
Luego, sí hay precedentes, quizá no del impacto económico ni de la magnitud de contagios, la actividad económica y la población eran muchísimo menor entonces, pero es claro que, en proporción, los precedentes ahí están.
Un México postrevolucionario, el occidente recuperándose de la Gran Guerra, sin internet, sin red aeroportuaria global, sin miles de millones de habitantes en el mundo, pero pandemia con manejo que ya es conocido, con recomendaciones públicas bien establecidas que, incluso, han sido usadas con el brote H1N1.
La realidad microbiológica existe, los fines políticos también. Ambos no pertenecen al mismo espacio, aunque coexisten en nuestra humanidad.
La CTI ha dado cuenta de ello aun cuando los líderes actuales, quienes sean, ni siquiera habían nacido. No es de color alguno que existan acciones que salvaguarden a la población. Sobre todo, ante el inminente riesgo de que el sistema de salud pública nacional será rebasado y colapse.
Quizá quien lee estas letras le parezca novelesco mi argumento, para evitar malos entendidos, aunque la realidad mexicana actual luzca como cuento chino, aquí dejo a quien me hace el favor de leer mis letras la liga del artículo publicado en 1919 por la revista Science https://science.sciencemag.org/content/sci/49/1274/501.full.pdf