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Sería una necedad pretender que el pueblo no puede cometer errores políticos. Puede cometerlos, y graves. El pueblo lo sabe y paga las consecuencias
John Calvin Coolidge (1872-1933) Presidente de Estados Unidos (1923-1929).
Una frase fue suficiente para encender las luces de alarma en el corazón de Morena y tomar acciones en menos de mes y medio.
Ricardo Monreal, luego que el presidente Andrés Manuel López Obrador diera a conocer que los aspirantes a la candidatura presidencial por Morena serían, en ese orden, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Tatiana Clouthier, Juan Ramón de la Fuente y Esteban Moctezuma, dijo que estaría en la boleta con Morena o sin Morena.
Obviamente era un acto de rebeldía, a los ojos de AMLO.
Monreal, cuenta con un compacto grupo de seguidores dentro del Senado, aunque ellos se consideran “institucionales”. Y, además reconoció que hay poco optimismo para llevar a puerto seguro los 3 proyectos legales que busca impulsar el Presidente de la República.
López Obrador, es un político que conoce perfectamente las entrañas de Morena; su hechura total. Por ello, sabe que cualquier inquietud política en los altos mandos, representarían riesgo a su proyecto político transexenal.
Ayer, en este espacio mencioné lo que observaba acerca del impulso que le daba a Ricardo Anaya, el panista que perdió las elecciones del 2018, y quien tenían una larga cola de asuntos pendientes con el Ministerio Público, pero que tuvo una tregua de la Cuarta Transformación, hasta que regresó de su autoexilio.
Aumentar la exposición de Anaya, como una víctima del gobierno, representaría el catapultarlo para que los panistas lo impulsaran como su candidato a la Presidencia de la República.
Con este Ricardo, difícilmente podría llevarse a cabo la alianza opositora con el PRI, PAN y PRD, como ocurrió en la lucha electoral del 2018. Esto lo saben en Palacio Nacional y desde ahí es donde quieren dinamitar a los opositores.
AMLO está resignado con la pérdida de la mayoría calificada en el Congreso. Pero no permitirá que se indisciplinen los senadores morenistas, ya que es su carta magna para impulsar sus proyectos constitucionales, donde destacan las leyes de la Guardia Nacional, la Reforma Electoral y su reforma energética para fortalecer la Comisión Federal de Electricidad, amén de un presupuesto para el 2022 que le de herramientas para seguir con sus políticas sociales de reparto de dinero en clientela electoral.
No hay un ambiente idóneo para lograr consensos legislativos, ya que los partidos opositores están sensiblemente afectados por los comentarios de López Obrador.
Con la llegada de Olga Sánchez Cordero, seguramente a la presidencia de la Junta de Coordinación Política del Senado, se ve el mensaje, el interés, de AMLO por mantener sus senadores compactos. Es la segunda mitad del sexenio y es cuando disminuye la popularidad y aceptación de los presidentes en turno.
Es ahora cuando tiene que meter todo el carbón a la caldera.
En cambio, la llegada de Adán Augusto López Hernández a la secretaría de Gobernación, no ofrece nada diferente a la política nacional. Como fiel amigo del Presidente, hará exactamente lo que él le indique.
A diferencia de Olga, Adán no reparará en nada; ni siquiera si le ordenan un enfrentamiento con gobernadores o con miembros de la sociedad. No es precisamente, un negociador político.
Como gobernador de Tabasco manejó su Congreso como se le antojó, aprovechando la mayoría de Morena. Pidió créditos y se los dieron; envió leyes que afectaban al judicial estatal y se las dio el legislativo.
Podrían darse casos de rompimiento de los puentes de comunicación entre el Ejecutivo Federal y los gobernadores, en especial los de oposición, así como los alcaldes y otras fuerzas sociales que son importantes para la paz social del país.
Lo que queda completamente claro es que la política y la economía, no se manejan en Gobernación, ni en Hacienda, sino como dijo alguna vez Luis Echeverría, se dictan desde Palacio Nacional. Y, así le fue a Echeverría, al país y a la inmensa mayoría de mexicanos.
Ojalá y me equivoque.
OCTAVIO ROMERO
Pues, ahora se apunta el director de Pemex Octavio Romero Oropeza, para entrarle como gobernador interino al cumplirse 2 años de la administración de López Hernández.
Mientras se define quien será el gobernador interino o sustituto, ya que el Congreso, presidido por el morenista Luis Ernesto Ortiz Catalá, tiene 60 días para nombrarlo, la oficina la ocupará José Antonio de la Vega Asmitia, actual secretario de Gobierno.
Como precisa el artículo 46 de la Constitución Local, De la Vega, mientras ocupe provisionalmente la gubernatura no podrá remover o designar a los Secretarios, ni al Fiscal General del Estado de Tabasco, sin autorización previa del Congreso. Asimismo, entregará al Congreso un informe de labores en un plazo no mayor a 10 días, contados a partir del momento en que termine su encargo.
Lo relevante es que Adán tomó posesión el 1 de enero del 2019, por lo que cumple 2 años y 8 meses de gobierno, el Congreso deberá nombrar al gobernador sustituto, si la renuncia hubiera ocurrido hasta el 2020, entonces se convocarían a nuevas elecciones.
Por ello, el mecanismo será el siguiente: ya que el Congreso local no se encuentra en sesiones, deberán esperar hasta el inicio de sesiones el próximo 4 de septiembre. Con las dos terceras partes del número total de sus integrantes, se constituirá inmediatamente en Colegio Electoral; y nombrará en escrutinio secreto y por mayoría absoluta de votos, un gobernador substituto que deberá concluir el período.
Lo relevante es que no será necesario que se cite a una sesión extraordinaria de sesiones para recibir la renuncia de López Hernández.
Fuerte movimiento de piezas en el ajedrez político nacional. Los tabasqueños ya hablan de que el Adán engordará la caballeriza de AMLO a la presidencia.