Libros de ayer y hoy
Un déspota es un soberano que gobierna con poder sin someterse a leyes ni a limitaciones. A la autocracia déspota, hay que sumarle la intención de concentrar el poder en una sola figura, cuyas acciones y decisiones no están Yasujetas a restricciones legales o mecanismos regulatorios.
Veo el informe de la Comisión Técnica del INE. Señala que Andrés Manuel López Obrador violó la ley electoral en el 80% de las conferencias de Palacio Nacional, en el periodo restrictivo del 5 de abril a la fecha.
El conteo de 459 minutos dedicados a atacar a candidatos adversarios de Morena y sus partidos satélites, a promover obras de gobierno o a beneficiar abiertamente a candidatos de su partido.
Proselitismo puro a favor de un partido con recursos del Estado, cuando la Constitución se lo impide, sobre todo a quien juró en el Congreso cumplir y hacer cumplir las leyes en el país.
La cifra del 80% es un indicador inequívoco de abuso a conciencia, además del desprecio por las leyes y los mecanismos regulatorios de la autoridad electoral, en específico la del Instituto Nacional Electoral de Lorenzo Córdova Vianello (video https://youtu.be/DF3y6KuzpTU).
Entiendo la estrategia mesurada de los consejeros electorales, principalmente del Consejero Presidente y de Ciro Murayama, para no caer en la provocación de la autocracia que pide a gritos la bofetada con el propósito de arrancar en el llanto de las falsas víctimas.
El “no me van a callar” de Andrés Manuel, hay que interpretarlo como “quiero que me callen para que vean el tango que les voy a armar”. La especialidad de la casa.
Poco a poco, el Presidente provocó a la autoridad electoral hasta exhibir en la mañanera con imágenes al candidato del PRI-PRD al gobierno de Nuevo León, Adrián de la Garza, por uso de tarjetas de compromiso, que son perfectamente legales, además utilizadas por candidatos de Morena.
La desesperación de López Obrador para rescatar a Clara Luz Flores de Morena, desplomada por las mentiras en su relación con el charlatán de la secta superacionista NXIVM, Keith Raniere, depredador sexual, lo llevaron violar flagrantemente las leyes electorales.
Tampoco le dio resultado.
Antes, promocionó hasta el cansancio al abusador Félix Salgado Macedonio, con el propósito de presionar al Tribunal Federal Electoral y al INE, mantenerlo como candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero, y a Raúl Morón en Michoacán.
De igual forma fracasó y dio el aval para imponer a Evelyn Salgado, hija de Félix Salgado, pero no tiene nada seguro y la candidata del PAN, Irma Lilia Garzón Guzmán, se sumó al del PRI-PRD Mario Moreno.
Las prisas, los nervios y la rabia del Presidente aumentó, y asestó un golpe en Palacio contra los titulares del PAN-PRI-PRD, Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, por la promesa de formar una coalición legislativa después del 6 de junio.
Imágenes, señalamientos, ataques, y un sinnúmero de elementos que pueden integrar un expediente de violación electoral fueron expuestos sin pudor por el Ejecutivo, que podría reventarle en el periodo poselectoral para echarle abajo algunas elecciones ganadas por Morena, de las más de tres mil posiciones que se juegan.
No hay duda que el despotismo y la autocracia son los elementos aglutinadores de la masa ciudadana alrededor de los partidos opositores a Morena, gracias al candidato que echó de nuevo al PRI de la Presidencia de la República, precisamente por las grandes infamias, corrupción y despotismo del tricolor, y los gobiernos del PAN que no supieron acortar distancia en la desigualdad, ni avanzar en justicia y combate al crimen.
Tal como lo está haciendo la Cuarta Transformación.
¿Qué sigue cuando ya le dimos la vuelta a todos los colores ideológicos y no hay más..? pues seguir sacando a los ineptos, corruptos y déspotas que estén al frente, que sientan la fuerza ciudadana y el flagelo del voto en contra, y darle las vueltas que sean necesarias, además de exigir eliminar los grandes obstáculos que les ponen a las candidaturas ciudadanas.
La victoria del Cruz Azul contra el Santos, una corona deseada por 23 años, demuestra que no hay imposibles. Este 6 de junio, tampoco.