Oposición no regatea la unidad nacional ante llegada de Trump
Un análisis reciente revela que, por primera vez en la historia, en el Reino Unido, RU, se produce más energía limpia que por combustible fósil en un trimestre. Se trata de los meses de Julio, Agosto y Septiembre de 2019 (https://www.carbonbrief.org/analysis-uk-renewables-generate-more-electricity-than-fossil-fuels-for-first-time).
El análisis estima que en el trimestre inmediato anterior se produjeron 29.5 TeraWatts hora (TWh) mediante energías limpias; cifra ligeramente mayor, pero superior al fin, que los 29.1 TWh generados por combustibles fósiles (léase carbón mineral, gas y petróleo).
A pesar de ser marginal la diferencia, esta información es relevante porque el RU es una de las grandes potencias mundiales y muestra que una estrategia medioambiental es alcanzable y compatible con el progreso y liderazgo mundial; así como con el bienestar social.
RU busca lograr el objetivo de cero emisiones de gases invernadero para 2050. Aún está lejos de ello pero lo alcanzado en el trimestre pasado muestra que la tendencia va en esa dirección (ver los datos en la liga citada arriba).
En México existe una condición favorable para las granjas de energía fotovoltaica, hidráulica y eólica. Para lo fotovoltaico es claro el sur del desierto de Chihuahua -así se conoce a la extensión que incluye desde la frontera norte hasta a los Estados de Zacates y San Luis Potosí- es propicia por radiación solar para granjas de fotovoltaicas. La producción de electricidad con grandes presas también es una opción. En lo eólico, hay diferentes zonas del territorio mexicano con condiciones favorables.
Los impactos de cada una de estas alternativas deben ser valorados científicamente; pues granjas solares pueden disminuir la radiación solar a nivel de suelo con impacto en propagación vegetal, lo hidráulico afectar zonas de plantas y animales por la anegación, y lo eólico puede afectar migración de aves e insectos. Aun así son opciones viables.
Pero además están las opciones de biomasa.
Esta es toda una alternativa, también, para México. La reutilización y tratamiento de residuos orgánicos por diferentes actividades como la agropecuaria, agroindustrial y la restaurantera son opción. También está la producción de biomasa específica con especies que crecen y prosperan naturalmente en nuestro territorio; nopal, higuerilla y otras.
La generación de electricidad con biomasa inserta a la sociedad en la economía circular.
Como ejemplo algo simple. El agro produce alimentos; estos al comercializarse y consumirse dejan residuos orgánicos. Los residuos generan electricidad y materia orgánica que usable para enriquecer el suelo en el agro.
La versión en el párrafo anterior es minimalista en busca de claridad; hace falta mas conocimiento, tecnológico -por desarrollar- e innovación. Empero es claro que se puede lograr; algunos productos en el mercado así lo muestran como digestores anaerobios en granjas porcinas y rastros.
Otro punto notable es que el plan de RU fija un horizonte al 2050; no se inventan objetivos cada sexenio, quinquenio o trienio. Es plan de largo plazo y gran alcance.
En México ha habido iniciativas desde la Secretaria de Energía y CONACYT; con recursos del fondo de sustentabilidad energética. A la iniciativa se le conoce Centros Mexicanos de Innovación en Bioenergía, CEMIE. Un caso se detalla en https://clusterbiogas.ipicyt.edu.mx/; ahí mismo hay ligas para varios CEMIE.
Cada CEMIE no es una institución sino un clúster de varias instituciones dedicadas a la CTI; consorcios funcionales que están generando conocimiento y desarrollando tecnología. Y además forman recursos humanos.
La estrategia es perfectible; pero definitivamente debe tener continuidad en los próximos años. La CTI requiere de procesos con horizonte mas allá del sexenal. México requiere energía sostenible; para ello es fundamental sostener el esfuerzo en producción de electricidad a partir de biomasa.
De suceder la continuidad, se podrá enfocar en un horizonte de largo plazo para tener menores emisiones de gas invernadero, sostener la producción energética requerida para el crecimiento y desarrollo mexicano.