Preparativos para una amenaza llamada Trump
Hace pocos días CONACYT publicó en sus redes sociales que la Directora General, DG, sostuvo una reunión con legisladores para comentar sobre cómo ese consejo ha “fortalecido” al sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI.
Ufana y oronda, la DG de CONACYT enlistó una serie de presuntos avances en esta materia; pero, como esta columna tiene otros datos, unos duros y verificables, aquí se complementa la información de la mentada reunión de CONACYT con sus aliados.
Destaca que en la reunión sólo estuvieron presentes legisladores oficialistas, esos de los partidos aliados para la desesperanza de México.
No hubo, según los mismos comunicados de CONACYT, personas legisladoras que no fueran a modo para un acto mas de demagogia y propaganda.
Así que la reunión no puede ser considerada como comparecencia, disfraz pretendido desde el oficialismo, elemento de contexto relevante luego del desdén que la DG de CONACYT hizo al legislativo cuando ella pretextó agenda estrecha para no comparecer luego de su formal convocatoria.
En la continuidad del hilo comunicado en redes, CONACYT dice que “el presupuesto público del Conacyt hoy se invierte con rigor y equidad, ceñido al principio de austeridad”, publicó.
En estricto sentido literal, lo anterior no es falso, aunque se exagera, como se suele decir en cómica sección palaciega.
Lo que falta decir es que el presupuesto para CTI va a la baja de manera sostenida en los años recientes, que las ministraciones de proyectos aprobados, incluso en desarrollo, no se entregan, que el sistema informático no se abre oportunamente para que las personas atiendan las convocatorias (como, para ilustrar de forma enunciativa pero no limitativa, el caso de la convocatoria de posdroctorantes) o no se emiten convocatorias (como, por ejemplo, el caso del SNI para 2022, que no ha sido publicada, hecho que provoca enorme incertidumbre y ansiedad).
Así que se invierte el presupuesto público en CTI de forma decreciente e ineficiente tanto como ineficaz; pero eso sí muy austero.
Luego, con una cara dura que asombra, enuncia a los ventiladores y la vacuna mexicana; ya se ha documentado que los ventiladores no se usaron, se entregaron pocos, casi nulos, tarde y sin manuales de uso ni para mantenimiento, mucho menos pruebas clínicas; ya es mucho conceder que algunos fueron entregados puesto que es opaco descifrar dónde se entregaron.
Los ventiladores no son 100% mexicanos; recordemos el retraso usado como pretexto: Deficiencias en la cadena de suministro, provocadas por COVID, para la entrega de componentes.