
Los niños que fuimos
En el anaquel de los personajes corruptos más buscados del sexenio pasado, está incluido un personaje llamado Emilio Lozoya el cual ha resultado una especie de amuleto de esperanza para la 4T de Andrés Manuel López Obrador, esperanza en que en su paso mediocre por la administración pública se vea al menos una cabeza importante rodando.
Por supuesto que siempre nos han prometido que Lozoya es la hebra que solamente hay que jalar para poder enviar a toda una caterva de políticos corruptos a la cárcel. Pero desde que fue extraditado de España y acusado de haber recibido enormes cantidades de dinero por cohecho de parte de la Empresa petrolera Odebrech cuando él era director de Pemex, no habíamos visto un resultado interesante del supuesto proceso judicial, incluso se le había visto libre como el viento a Emilio Lozoya, y el colmo fue en días pasados cuando lo encontraron en un restaurante muy Fifi comiendo un platillo carísimo llamado Pato Laqueado.
Aparentemente la buena voluntad de los persecutores judiciales se terminó, ya que los medios hicieron mofa, incluyendo este monero que suscribe, de la situación tan cómoda que estaba viviendo el inculpado, por lo que en la última y más reciente audiencia en la que tuvo que ir al reclusorio Norte el corruptazo de Emilio ya no pudo salir, se le quitó el formato de proceso en el que podía todavía deambular por las calles y comer deliciosos platillos en restaurantes carísimos. Si bien esto es un acierto de esta inquisitoria cuarta transformación, aún queda mucho para saber si la justicia se aplicará como es debido en este caso.
Y lejos, muy lejos está todavía de que esto afecte a las otras cabezas de la llamada mafia del poder del sexenio pasado, más específicamente Luis Videgaray y Enrique Peña Nieto, de quiénes los Chairos piden constantemente sean enjuiciados.
Pero al terminarse la buena voluntad de la 4T y procesar tras las rejas a Emilio Lozoya, parece que será más difícil que se logre a través de él, el encarcelamiento de los ya casi salvos Videgaray y Peña, de quién es las investigaciones han arrojado poco para poder procesarlos.
Por último, este monero pretende mencionar, que en el restaurante muy Fifi de la corrupción no todos piden el mismo platillo, el caso de Emilio Lozoya, le ha costado la libertad, pero no sabemos qué platillo estarán pidiendo personajes como John Ackermán, Manuel Bartlett, Pío López o Rocío Nahle que parecen exentos de cualquier malestar. ¿Será que estos angelitos son inmunes o impunes dentro de nuestro nuevo México? ese tan cacareado país de ensueño que nos pinta diario el señor presidente.