2025: los desafíos del desarrollo
Lo que no se ha sabido, es cómo se financia una gran cantidad de páginas de internet y cuentas de YouTube que en la actualidad pululan en el país, ni cómo es que decidieron, un día sí y otro también, dedicarse al periodismo militante, a favor del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Básicamente por la razón principal de que toda persona debe satisfacer sus necesidades: alimentarse, transportarse, entre otras muchas, que requieren ingresos económicos para solventarlas. No tienen publicidad comercial, y supuestamente tampoco gubernamental; afirman vivir de los superchats o de las regalías que da la plataforma de videos por las reproducciones.
Normalmente estos nuevos medios de comunicación son manejados por una, dos o tres personas cuando mucho, y de todos, quizá ninguno da a conocer noticias. Son, a lo más, ventanas de opiniones propias, pero la mayoría resultan ser extensiones de los conceptos de López Obrador sobre el conservadurismo y los medios de comunicación tradicionales corrompidos por la mafia del poder.
Hay muchos ejemplos de esta clase de periodismo de opinión en las redes sociales, realizado por opinadores, no tanto por reporteros. El reportero es la persona que en el ámbito del periodismo profesional, se dedica a generar noticias, crónicas, reportajes y, conforme transcurre el tiempo, también opina, pero lo hace con base a elementos informativos que consiguen del estar bien enterados de los acontecimientos y un criterio propio que se forma con el paso de los años. No se trata de lugares comunes o de facilidad de palabra.
El divisionismo en el medio periodístico es una realidad, muy marcada en estos tiempos, debido a que ahora los medios de comunicación están divididos en “tradicionales” (TV, radio, periódicos) y los nuevos o alternativos que son básicamente las páginas de internet y las cuentas personales de los comunicadores, sean profesionales o no, con independencia de sus estudios académicos sobre este noble oficio del periodismo.
Se puede entender que algunos representantes de los “medios tradicionales” crean que los actuales opinadores (youtuberos, influencers, etc.) no hagan periodismo, porque no lo ejercen, no investigan, no reportean ni hacen noticia, pero de ahí a minimizar su desempeño o papel en esta nueva realidad informativa, hay un trecho.
El periodista de un medio sabe que la competencia es una de sus esencias con respecto a otro medio. Por eso es que el abc del periodismo es “no reportear en bola”, “no pasarse audios” y sí buscar la noticia exclusiva, pero no solo eso, sino la mejor.
Ese simple hecho marca cualquier diferencia, tanto en lo individual (el reportero) como en lo colectivo (el medio de comunicación), todos los días, 24/7. Por eso es que me puedo atrever a afirmar que un medio de comunicación formal (“tradicional”), a pesar de tener sus propios intereses como cualquier empresa, aventaja en credibilidad y prestigio, todo lo cual consigue con base a información. Y como sabemos, la médula de cualquier medio de comunicación, son sus reporteros.
Por eso es bochornoso lo que ha ocurrido en las últimas conferencias matutinas del presidente López Obrador, donde se ve cada vez mayor confrontación entre las dos formas de hacer periodismo.
Ojalá que no pase a mayores, pero sobre todo, que volvamos a los principios de dar la mejor noticia (que además, nunca es la buena noticia, sino la que exhibe, denuncia, confronta). El reportero que pierda de vista esta afanosa tarea, debería dedicarse a otra cosa. Noticia mata opinión.