Va con todo el G20 para que tributen los superricos
La estadística no es menor.
Durante las tres horas que –en promedio–, utiliza el presidente mexicano en salir de Palacio, en trasladarse al campo de juego, en calentar, batear, bañarse y regresar al trabajo, en México ocurren muchas tragedias irremediables.
En esas tres horas, en esos 180 minutos, en esos miles de segundos, mueren muchos mexicanos a causa de la violencia criminal, decenas de familias se enlutan, mujeres pierden la vida a manos de sus parejas y pierden la vida niños y mujeres que padecen cáncer.
En ese tiempo también muchos mexicanos pierden su empleo y no pocas empresas cierran sus puertas, mientras los capitales vuelan a otras latitudes.
En el tiempo que el presidente le dedica a practicar su deporte favorito, se produce cientos de contagios de Covid-19; mueren otros tantos que no lograron ganar la batalla a la pandemia y otros más quedan marcados a causa de las secuelas.
Pero no, nadie se equivoque.
Lo cierto es que nadie está en contra de que el presidente mexicano recurra, de tanto en tanto, al ejercicio y a la práctica de su deporte favorito.
No, el problema está en la suma de los fracasos del gobierno federal sino en el contraste entre resultados y la suma del tiempo perdido.
¿A qué hora trabaja el presidente, si todos los días invierte poco más de dos horas al circo mañanero; si dedica otro tiempo igual a revisar medios y lo que dicen sus críticos; si los fines de semana pierde valiosas horas en traslados que, además de propaganda, no sirven para nada?
Pero vamos a los datos duros.
1.- Como todos saben, el número de mexicanos muertos a causa de la pandemia llegó a 190 mil vidas perdidas, lo que significa un promedio de 52 fallecidos por día, desde el primer caso de muerte reportado.
Es decir, que en las tres horas que invierte el presidente en practicar su bateo, mueren seis mexicanos; además de las cuatro vidas que se pierden durante las dos horas que le dedica a las mañaneras.
2.- Según la Secretaría de Salud, en México se produce un contagio de Covid-19 cada 14 segundos. En las tres horas que dedica el presidente a practicar deporte, se producen casi 800 contagios de Coronavirus. Sin contar los más de 500 contagios en las dos horas de la “mañanera”.
3.- Según Amnistía Internacional, México ocupa el primer lugar en la muerte de personal médico, a causa de la pandemia. Los médicos, enfermeras y trabajadores de la salud, en general, llegan casi a 3 mil fallecidos; lo que ha significado un promedio de ocho vidas perdidas a diario de trabajadores de la salud.
Es decir, que en las tres horas que el presidente practica el juego de pelota, muere un trabajador de la salud.
4.- La violencia criminal en México ha producido casi 80 mil muertes en los primeros 27 meses del gobierno de AMLO, lo que arroja un promedio de 3 mil muertes violentas por mes; un estimado de cien por día o, si se quiere, cuatro crímenes violentos por hora.
Sí, en las tres horas de béisbol del presidente, la violencia criminal le quita la vida a 12 mexicanos; y otras ocho vidas se pierden durante la “mañanera”.
5.- Distintas agrupaciones feministas calculan que en México se cometen en promedio 10 feminicidios por día; lo que arroja un feminicidio, en promedio, durante la práctica de béisbol del mandatario mexicano.
6.- La Asociación Mexicana de Ayuda a niños con Cáncer reportó que a diario mueren seis niños a causa de la falta medicamentos oncológicos; lo que significa que cada cuatro horas fallece en México un niño con cáncer, mientras el presidente mexicano pierde horas valiosas jugando béisbol.
Y el mismo ejercicio se puede hacer con el millón de empresas que han muerto en los 27 meses del gobierno de AMLO; con los 10 millones de mexicanos que cayeron debajo de la línea de pobreza; en la llamada pobreza extrema; con la fuga de capitales, la pérdida de empleos.
Incluso, el ejercicio del tiempo presidencial perdido se puede hacer con las horas de servilismo legislativo.
Es decir, que en las tres horas que López Obrador practicó su deporte favorito, recientemente, se produjo uno de los mayores “albazos legislativo” de la historia; la contrarreforma energética.
En pocas palabras, mientras que el país es presa de las llamas, el presidente mexicano se da tiempo para jugar béisbol.
¿Será el moderno Nerón?
Al tiempo.