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Con el internet va a ser una revolución de las conciencias
Andrés Manuel López Obrador
López Obrador desborda un doble optimismo. El primero más o menos razonable, aunque pretencioso: que todos los hogares mexicanos tengan acceso al internet, que no es lo mismo a que todos lo tengan; por dos brechas, la económica o costo que entraña la conexión y el uso, y la tecnológica, no todos entienden, quieren o necesitan el acceso a la red.
De acuerdo al INEGI, 25% de la población no es usuaria de internet. Sin duda, tema de cobertura, pero también de economía, al mostrar que 21% de la población urbana no usa internet, contra la mitad que habita la zona rural. La cobertura de telefónia móvil es de 83% y 91% de los hogares tienen televisión, lo que revela que hay quienes no les interesa el internet. El presidente anuncia que CFE/Altán podrán otorgar cobertura de internet a todos los mexicanos, una meta pretenciosa por su costo e inobjetable si se cumpliera e hiciera sin derroche, corrupción o engaño.
El segundo aspecto del optimismo presidencial es más que fantasioso: el internet como medio para la revolución de conciencias. En estos tiempos, todos, hasta el mismo presidente que ya retiró el calificativo de benditas a las redes sociales, perciben la ambivalencia del internet. La tecnología siempre corta para dos lados: mal y bien; aunque hay más razones para este último, porque el acceso a la información y al mundo a través de la red es en sí mismo revolucionario y de grandes alcances transformadores, también está el caso del uso surplefuo, invasivo y hasta criminal de la red.
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