El INE o la joya de la corona

Con esta expresión definió el periodista Salvador García Soto al Instituto Nacional Electoral.

Entre todos los órganos autónomos de nuestro país, sin soslayar la importancia de otros, el INE es la piedra angular del sistema democrático nacional.

Construirlo, tomó décadas y esfuerzos inconmensurables.

Por décadas los procesos electorales en México estuvieron bajo el control omnímodo del Gobierno. Es un hecho que a las nuevas generaciones les costaría trabajo entender aquellos escenarios de los robos de urnas, el amedrentamiento y violencia contra los quienes participaban desde la oposición, los militares en las calles y los centros de votación, los fraudes descarados en las casillas, la suplantación de funcionarios, procesos sin padrón, sin credenciales oficiales, los conteos clandestinos y tantas y tantas maneras de violentar la voluntad ciudadana.

Pasos importantes comenzaron a darse con la lucha por la ciudadanización de los procesos electorales. Con enorme esfuerzo se logró gradualmente quitarle la responsabilidad a los gobiernos Federal y estatales de la organización de las elecciones. Gran triunfo de los

ciudadanos.

Una vez más, el actual Gobierno de la llamada 4T, intenta hacer que las manecillas del reloj se muevan en sentido contrario.

Está en riesgo la entidad garante de la Democracia en nuestro país, el Instituto Nacional Electoral ( INE ).

En reiteradas ocasiones el Presidente López Obrador ha pronunciado severas críticas respecto al supuesto alto costo de la operación del INE; solo para este año 2020 la reducción presupuestal para el Organismo electoral fue del orden de los 1,071 millones de pesos.

Pero independientemente del tema del financiamiento, más grave aún es, por un lado la descalificación de su actuación como órgano garante de la conducción de los procesos electorales.

López Obrador afirmó: “No sólo es un Organismo caro, sino que nunca garantizó elecciones limpias, nosotros ganamos porque fue una ola a la que era imposible hacerle fraude”.

En uno más de sus excesos, estableció que él se convertirá en el guardián de las elecciones.

Que no se equivoque el Presidente, México ya tiene un guardián de las elecciones, un organismo autónomo, el INE que es garante de nuestra democracia.

Y más aún, la afrenta al ser el INE un Organismo emanado de la ciudadanía, es a esta a quien agravia la postura del Presidente. Totalitarismo a su máxima expresión.

La mayor amenaza, lo verdaderamente preocupante tiene que ver con el nombramiento inminente de cuatro de los Consejeros del INE que sustituirán a quienes acaban de terminar su periodo el pasado abril.

La facultad corresponde a la Cámara de los Diputados, en la que el partido del Presidente y sus aliados alcanzan la mayoría calificada. Presumible es, que de entre los más de trescientos aspirantes inscritos se pretenda elegir a personajes afines e identificados con la corriente política de López Obrador.

Mal presagio que en la Comisión Técnica para la Evaluación de los aspirantes a Consejeros del INE se encuentre John Ackerman, esposo de la Secretaria de la Función Pública del Gobierno Federal y activista prominente de la 4T.

¿Esa es la imparcialidad que ofrece AMLO?

Adueñarse del INE es el propósito de López Obrador. Como de la CNDH, o la desaparición del Coneval y de Conapred. ¿ Hasta dónde están sus límites ?

No Presidente, con el INE no se meta.