Diferencias entre un estúpido y un idiota
La discrecionalidad. Eso es lo que más pesa al observar el desempeño histórico de esta administración Federal. El gobierno está actuando de acuerdo con ciertos parámetros qué muchos no podemos entender más que asignándoles un carácter discrecional, y de alguna manera apegado a los impulsos personales del presidente. Los recortes presupuestales qué se hicieron en diferentes organismos públicos de la mano siempre de un mensaje sospechoso de anticorrupción, se veían en un principio como incongruentes y a la fecha permanecen totalmente inentendibles. Es decir, no han llegado a un punto claro en cuanto a resultados y percepción pública. Estás estimaciones y análisis en un principio podrían ponerse en tela de juicio, ya que en cierta forma representaban especulación. Pero ahora a 3 años de gobierno y sin más beneficios públicos que un aparente encauzamiento de los futuros sufragios hacia la causa propia, no se entienden y tampoco se justifican.
Muy particular es el caso del INE. Un organismo que fue altamente criticado y atacado por Andrés Manuel López Obrador durante todos sus 18 años de campaña. Para quienes vivimos antes, cuando no existía este organismo, sabemos la importancia y trascendencia que tiene. Cuándo otros organismos que debían de ser imparciales y mantenerse ajenos de la voluntad del presidente como lo son la Suprema Corte de Justicia, el Senado y el Congreso de la Unión; el INE permanece como un organismo autónomo y que en aras de respetar la ley y que prevalezca la democracia ha enfrentado la voluntad del presidente haciendo hasta lo imposible por sostenerse, aun cuando ha sido recortado de su presupuesto, de esta manea que hemos indicado antes, discrecional, y que con la modificación de leyes se le ha obligado a tomar funciones que implican costos altísimos, cómo fue en su momento la consulta ciudadana sobre el juicio a los presidentes y en próximas fechas el simulacro de revocación de mandato, qué cómo se ha dicho hasta el cansancio por la irretroactividad de la ley es imposible que se aplique al presente mandatario. Por tanto, se está solicitando que se haga un plebiscito inútil y de costo millonario con el poco presupuesto que tiene el INE.
Esto crea un efecto de pinza alrededor de este instituto, el cual ya se veía altamente asediado con los ataques de los diferentes francotiradores del presidente y los cañonazos públicos de este mismo.
Este monero piensa que, si los ciudadanos tenemos una responsabilidad independientemente de los colores y la ideología que portemos, es defender a este valioso instituto que fue creado por la presión de los ciudadanos desde los años 80 en el que vivimos la catástrofe conocida como la caída del sistema y el presunto fraude electoral del 88.
Sí este momento histórico pasa de alguna forma como una transformación qué tanto presume Andrés Manuel López Obrador es más probable que se tome en consideración el nacimiento del INE, entonces IFE, cómo el momento en que inicia está transformación, qué avanzó hasta nuestros días pasando por la alternancia partidista que quebrantaba en si la dictadura perfecta creada por el PRI y qué llevo a dos períodos presidenciales al mando de personas extraídas de un partido opositor. Y por supuesto que avaló legalmente y de forma muy objetiva el triunfo populista de este incongruente presidente AMLO.
Los deseos de una sola persona, no importa que sea el mismísimo presidente de la república, deben quedar por debajo de la ley y las necesidades presentes y futuras del país. Qué pena que al Peje no le gusten las reglas del juego y quiera cambiarlas. Qué pena que quiera tener su revocación de mandato como un ejercicio de alabanza hacia su persona. Qué pena que tenga deseos de trascender más allá de su sexenio, pero no podemos permitir que destruya o modifique nuestro patrimonio democrático personificado en esta institución valiosísima sin la cual nos encontraríamos a la deriva en el mar del caos y la tiranía. Un mar que ya visitamos y qué debe de ser recordado como algo que nadie quiere volver a tener.