Esquiroles de oposición, apoyan a Morena
Luego del montaje del miércoles 30 octubre –en donde el presidente y su gabinete de seguridad exhibieron, en cadena nacional un desempeño gris, queda claro que fue un juego de niños el circo de Florence Cassez, montado por Genaro García Luna, en el gobierno de Felipe Calderón.
¿Un segundo montaje?
En efecto, resulta que en la “mañanera” del miércoles 30 de octubre no sólo se confirmó la montaña de mentiras e inconsistencias sobre las que el gobierno de López Obrador construyó la narrativa oficial del fallido “Operativo Culiacán” sino que se incrementaron las dudas.
Es decir, que al existir más información, más videos y más revelaciones, por razón natural también aparecen más dudas. Aquí algunas de ellas.
Primero, lo que deben saber los ciudadanos es que la narrativa revelada en la mañanera del miércoles 30 de octubre no fue otra cosa que una maniquea recopilación de videos y dichos, seleccionados por el gabinete de seguridad, para justificar los dichos del propio Gabinete de Seguridad desde el mismo “jueves negro”.
Es decir, que los responsables del fracaso buscaron hacer coherente la narración con los hechos, lo cual tampoco consiguieron en el segundo montaje
Segundo, lo cierto es que para llegar a la “verdad verdadera” se deben conocer todos los videos y todas las bitácoras para confrontar toda esa información con testigos y encontrar una línea del tiempo coherente.
Tercero, se confirma que Alfonso Durazo mintió cuando el “jueves negro” había dicho que efectivos militares localizaron a Ovidio Guzmán por casualidad, en un operativo de rutina.
Cuarto, y es que queda claro, tanto en los videos como en las versiones del Gabinete de Seguridad, que se trató de un operativo de diseño, que no se lleva a cabo de un día para otro.
Quinto, a pesar de su papel preponderante en la captura de Ovidio Guzmán, nunca aparece el Ministerio Público Federal –y tampoco se revela su identidad–, pese a que se trata del funcionario al que la Fiscalía General de la República, le encomienda hacer cumplir el mandato judicial de la orden de aprehensión, además de que es el servidor público que encabeza el operativo.
Sexto, nunca aparece como obstáculo la inexistencia de la orden de cateo, además de que los militares entran al domicilio como si nada y de que el propio Alfonso Durazo reconoce que los efectivos se metieron sin dicha orden de cateo, lo que desmiente la versión de que el operativo falló porque no llegó la orden de un juez para entrar a la propiedad del hijo de El Chapo.
Séptimo, queda claro que al momento de la detención de “El Chapito”, ya había una importante reacción de los sicarios del Cártel de su padre, lo que confirma una filtración de información en el gobierno federal.
Octavo, en el video del momento de la captura de Ovidio Guzmán, es evidente que los efectivos militares no entraron a la casa, sino que el propio detenido sale a la cochera.
Noveno, y aquí está una de las claves de las mentiras oficiales, en el mismo video se ve a Ovidio de rodillas, con las manos en la pared. ¿Para qué querían los uniformados una orden de casteo, si el presunto criminal ya estaba sometido fuera de la casa?
Décimo, si ya estaba sometido el objetivo –“El Chapito”–, ¿dónde estaba el agente del Ministerio Público federal para darle a conocer las razones de la captura y para trasladarlo, de inmediato, a un vehículo oficial que lo llevara a la frontera con Estados Unidos.
Queda claro que ayer asistimos a un segundo montaje que más que convencer a los ciudadanos ratifica que el gobierno federal miente y oculta dudas que serían clave para confirmar un pacto con grupos criminales.
¿Cuáles dudas?
Por ejemplo, quién fue el responsable de dar la orden de retiro; la claudicación a una de sus mayores responsabilidades; la de la seguridad de los ciudadanos.
Por ejemplo, ¿dónde están los videos de la liberación? ¿A cambio de qué fue liberado el hijo de El Chapo…?
Al final, resulta urgente que el Congreso llame a crear una “Comisión de la Verdad” que sancione a quienes violaron la Constitución y sus leyes.
Al tiempo.