Preparativos para una amenaza llamada Trump
Puede estarse o no de acuerdo con la lanzada contra las llamadas Oples, como son conocidos los Organismos públicos locales electorales que organizan las elecciones estatales, pero si nos vamos al ejemplo potosino, el Ceepac, es necesario admitir que el exceso de gastos es evidente.
A través de Pablo Gómez, el presidente Andrés Manuel López Obrador opera para que desaparezcan los Oples, para dejar la organización de los comicios al INE, a fin que el ahorro en el presupuesto público federal sea sustancial. El Ceepac es una máquina de gastar, con un promedio de 180 millones de pesos anuales, entre sus compromisos ordinarios y lo que tiene que repartir entre los partidos políticos, que por cierto, son muy opacos al momento de transparentar el uso del dinero.
Al Ceepac no le queda de otra que informar el uso de cada peso al Congreso del Estado y si bien no se le conocen actos de corrupción, no es necesario que anden robando, porque gastan el dinero de los potosinos a manos llenas.
Si nos vamos a la Cuenta Pública de 2018, entregada por el Ceepac a los diputados en marzo del presente año, veremos que emplea más dinero en comidas y combustibles para sus vehículos que en otras necesidades.
Y si nos vamos a las remuneraciones del personal, los números son fabulosos para todos. Ahí en el Ceepac, un consejero electoral puede ganar un sueldo superior a los 1.2 millones de pesos anuales, por arriba de los 700 mil pesos el contralor interno y el secretario ejecutivo, casi o más de medio millón los directores de Asuntos Jurídicos, de Acción Electoral y para acabar pronto, los sueldos son por casi 30 millones de pesos.
Tienen premios de puntualidad, de asistencia, despensa, vales de ayuda de transporte, fondo de ahorro, prima de antigüedad, bono por proceso electoral, préstamos, además de lo único que goza la mayoría de los trabajadores mexicanos: IMSS, Infonavit, prima vacacional y aguinaldo.
Cómo estarán las cosas, que un consejero accedió el año pasado a un préstamo por 130 mil pesos, al amparo de su sueldo y lo más indignante, es que todos recibieron casi 100 mil pesos por bono de proceso electoral porque trabajaron mucho. ¡Cien mil pesos! A eso súmenle 200 mil pesos de aguinaldo, el sueldo y las prestaciones.
La lista de abusos es muy larga en el Ceepac, tanto que mejor pensándolo bien, sí roban y saquean al erario, pero legalmente. A tanto llega el manoseo del dinero, que a un asistente le pagaron cuatro mil 450 pesos durante el pasado proceso electoral y a otro, 140 mil 436 pesos. Un asistente recibió 140 mil pesos y lo mismo un chofer.
Descaradamente o por algo de vergüenza, de los 112.4 millones de pesos recibidos para el Proceso Electoral del año pasado, el Ceepac devolvió a Finanzas 12 millones; de 51.1 mdp para su gasto ordinario, 340 mil pesos y de 133.4 mdp para partidos políticos, 3.7 mdp.
Los llamados garantes de la democracia, los famosos Oples, son barriles sin fondo y por eso los quieren desaparecer.