
Las pugnas arancelarias y el efecto Trump
En la Inglaterra victoriana, una bella mujer se casa con un pianista famoso. Sin embargo, la felicidad desaparece cuando la mujer empieza a oír extraños e inexplicables ruidos en la casa en la que vive la pareja. Más bien, estoy expresando la sinopsis de una película dónde unos recién casados se mudan a vivir a casa de una tía recién fallecida.
No obstante, la mujer comienza a escuchar por las noches en su ático, unos ruidos que la aterrorizan, y la presión de su marido la atormenta hasta hacerla creer que se está volviendo loca. Aislamiento, ansiedad, insomnio, crisis de nervios, arrebatos emocionales, tendencias obsesivas, dependencia y miedo es lo que una víctima de “Gaslight” atraviesa cada vez que su acosador o acosadora le intenta convertir en locura, literalmente.
Esta tortura psicológica se presenta como una historia tétrica de una película de horror y termina por despojar a una persona de absolutamente todo lo que posee. Gaslight (Luz que agoniza en España y Luz de Gas en Hispanoamérica) es una película estadounidense de 1944 basada en la obra de teatro de Patrick Hamilton ‘Gas Light’. La película fue dirigida por George Cukor, un reparto estelar con Charles Boyer, Ingrid Bergman y Joseph Cotten. Este trabajo cinematográfico que se estrenó en Gran Bretaña con el título ‘Murder in Thornton Square’, fue el comienzo de la carrera cinematográfica de Angela Lansbury, que tenía entonces dieciocho años.
El termino Gaslight actualmente se le da a lo que se considera: la tortura psicológica más peligrosa. Las parejas del momento, lo que denominamos en la equidad de género con sus libertades y derechos, alimentan emocionalmente ésta cruel manipulación. El titulo original es “Gaslight, la tortura psicológica más peligrosa del amor”, pero nos negamos a reproducirlo tal cual porque nada tiene que ver con el amor, pero sí con la violencia de género con ambos sexos del siglo XXI.
Además de una forma de esclavitud presente en muchas relaciones y ser el nombre de un clásico de las joyas de la cinematografía; es cuando se retrató y se proyectó por primera vez de manera abrupta y con una esencia de suspenso tan real, los alcances de ésta eficaz y cruel manipulación que desconocemos existía y se encuentra presente en hombres y mujeres de hoy en día. La mujer con su control sexual o económico, o el hombre con su poder económico, o abuso de fuerza física; ambos sexos contribuyen a dañar y desgastar a quién consideran el gran amor de su vida, pero, lo más fuerte y relevante es cuando tienen hijos de por medio, y son los menores los que llegan a experimentar sucesos irracionales para ellos en cuanto a la actitud papá y mamá hacia la pareja en sumisión, y son los pequeños de casa los que absorben la toxina familiar inducida por los adultos. Misma que termina por anular la voluntad de quién juega el papel de víctima, pues a través de la seducción, el aislamiento, la mentira, la invalidación y el abuso, termina por admirar a su propio verdugo. Palpablemente las madres con hombres que tienen una relación y que desean inducir a sus pequeños hacia la aceptación de los ‘padrastros’, hombres que no tienen ni la mínima disponibilidad de responsabilizarse en el cuidado, educación y desarrollo de pequeños que no son sus hijos, su objetivo es el placer sexual sobre la madre aunque le cueste la inversión austera de una renta de casa, regalitos, hablarles bonito porque son las grandes mujeres, cayendo en la red psicológica considerándolo un gran partido sin saber que está siendo manipulada; la madre no se da cuenta que está formando parte del gaslight, y ella a la vez, ejerce una actitud unidireccional hacia el verdadero padre de sus hijos, creando problemas familiares en cadena, producto de su mala decisión de codependencia psicológica. El juego macabro entre el acosador y su presa, inicia con una enorme desventaja, puede ser una situación económica, de tristeza, de depresión, pues después de aislarla de todas las personas que pudieran brindarle estabilidad emocional a la víctima, la mente maestra comienza a inducir al otro a un mundo incierto. Así es como Charles Boyer termina por desquiciar a Ingrid Bergman en la cinta de George Cukor.
Gaslight es el término usado profusamente en la literatura clínica psiquiátrica, pero comenzó a utilizarse coloquialmente desde 1970. Pero hoy se sabe que personas con perfiles psicópatas y/o narcisistas utilizan esta forma de abuso permanentemente para producir la erosión del sentido de sus parejas. Las redes sociales son un indicador muy palpable de identificación en base a las publicaciones, estado civil y fotos personales de los acosadores, que son la raíz, posteriormente la mujer hacia su expareja en algunos casos; o las acosadoras que sin intermediarios dominan totalmente la mente de su hombre, el cual ya no puede pensar por sí mismo por el encanto de la seducción.
En la Inglaterra victoriana, una bella mujer se casa con un pianista famoso. Sin embargo, la felicidad desaparece cuando la mujer empieza a oír extraños e inexplicables ruidos en la casa en la que vive la pareja. Más bien, estoy expresando la sinopsis de una película dónde unos recién casados se mudan a vivir a casa de una tía recién fallecida.
No obstante, la mujer comienza a escuchar por las noches en su ático, unos ruidos que la aterrorizan, y la presión de su marido la atormenta hasta hacerla creer que se está volviendo loca. Aislamiento, ansiedad, insomnio, crisis de nervios, arrebatos emocionales, tendencias obsesivas, dependencia y miedo es lo que una víctima de “Gaslight” atraviesa cada vez que su acosador o acosadora le intenta convertir en locura, literalmente.
Esta tortura psicológica se presenta como una historia tétrica de una película de horror y termina por despojar a una persona de absolutamente todo lo que posee. Gaslight (Luz que agoniza en España y Luz de Gas en Hispanoamérica) es una película estadounidense de 1944 basada en la obra de teatro de Patrick Hamilton ‘Gas Light’. La película fue dirigida por George Cukor, un reparto estelar con Charles Boyer, Ingrid Bergman y Joseph Cotten. Este trabajo cinematográfico que se estrenó en Gran Bretaña con el título ‘Murder in Thornton Square’, fue el comienzo de la carrera cinematográfica de Angela Lansbury, que tenía entonces dieciocho años.
El termino Gaslight actualmente se le da a lo que se considera: la tortura psicológica más peligrosa. Las parejas del momento, lo que denominamos en la equidad de género con sus libertades y derechos, alimentan emocionalmente ésta cruel manipulación. El titulo original es “Gaslight, la tortura psicológica más peligrosa del amor”, pero nos negamos a reproducirlo tal cual porque nada tiene que ver con el amor, pero sí con la violencia de género con ambos sexos del siglo XXI.
Además de una forma de esclavitud presente en muchas relaciones y ser el nombre de un clásico de las joyas de la cinematografía; es cuando se retrató y se proyectó por primera vez de manera abrupta y con una esencia de suspenso tan real, los alcances de ésta eficaz y cruel manipulación que desconocemos existía y se encuentra presente en hombres y mujeres de hoy en día. La mujer con su control sexual o económico, o el hombre con su poder económico, o abuso de fuerza física; ambos sexos contribuyen a dañar y desgastar a quién consideran el gran amor de su vida, pero, lo más fuerte y relevante es cuando tienen hijos de por medio, y son los menores los que llegan a experimentar sucesos irracionales para ellos en cuanto a la actitud papá y mamá hacia la pareja en sumisión, y son los pequeños de casa los que absorben la toxina familiar inducida por los adultos. Misma que termina por anular la voluntad de quién juega el papel de víctima, pues a través de la seducción, el aislamiento, la mentira, la invalidación y el abuso, termina por admirar a su propio verdugo. Palpablemente las madres con hombres que tienen una relación y que desean inducir a sus pequeños hacia la aceptación de los ‘padrastros’, hombres que no tienen ni la mínima disponibilidad de responsabilizarse en el cuidado, educación y desarrollo de pequeños que no son sus hijos, su objetivo es el placer sexual sobre la madre aunque le cueste la inversión austera de una renta de casa, regalitos, hablarles bonito porque son las grandes mujeres, cayendo en la red psicológica considerándolo un gran partido sin saber que está siendo manipulada; la madre no se da cuenta que está formando parte del gaslight, y ella a la vez, ejerce una actitud unidireccional hacia el verdadero padre de sus hijos, creando problemas familiares en cadena, producto de su mala decisión de codependencia psicológica. El juego macabro entre el acosador y su presa, inicia con una enorme desventaja, puede ser una situación económica, de tristeza, de depresión, pues después de aislarla de todas las personas que pudieran brindarle estabilidad emocional a la víctima, la mente maestra comienza a inducir al otro a un mundo incierto. Así es como Charles Boyer termina por desquiciar a Ingrid Bergman en la cinta de George Cukor.
Gaslight es el término usado profusamente en la literatura clínica psiquiátrica, pero comenzó a utilizarse coloquialmente desde 1970. Pero hoy se sabe que personas con perfiles psicópatas y/o narcisistas utilizan esta forma de abuso permanentemente para producir la erosión del sentido de sus parejas. Las redes sociales son un indicador muy palpable de identificación en base a las publicaciones, estado civil y fotos personales de los acosadores, que son la raíz, posteriormente la mujer hacia su expareja en algunos casos; o las acosadoras que sin intermediarios dominan totalmente la mente de su hombre, el cual ya no puede pensar por sí mismo por el encanto de la seducción.