Preparativos para una amenaza llamada Trump
El libre albedrío es la potestad que el ser humano tiene de obrar según considere y elija. Esto significa que las personas tienen naturalmente libertad para tomar sus decisiones, sin estar sujetos a presiones, necesidades o limitaciones, o a una predeterminación religiosa o política. Una libertad que se está esposando y malinterpretando con un sinfín de opiniones direccionadas hacia el lenguaje denominado de manera incluyente. Este lenguaje es un modo de expresión oral, escrita y visual que busca dar igual valor a las personas al poner de manifiesto la diversidad que compone a la sociedad y dar visibilidad a quienes en ella participan. Un robusto debate de la sociedad misma que está acabando con la gramática española, dónde pierde poder la Real Academia de la Lengua Española. Contenidos televisivos, películas, series, caricaturas, son señalados como no éticos vinculándolo con el libre albedrío, lo que significa, en suma, que el ser humano tiene libertad tanto para hacer el bien como para hacer el mal. Y esto, desde luego, tiene sus implicaciones éticas y morales, pues el individuo que actúa según su libre albedrío es también responsable de sus acciones, tanto si cuentan como aciertos o como sus errores. Pero, para los actuales gobiernos, es imponer lo que políticamente es correcto. Los últimos señalamientos de personajes y producciones como NO aptos por generar lo no correcto y no adecuado, están llegando a un límite irracional. La Cultura artística de la imaginación está en decadencia por las nuevas imposiciones. Se denomina ficción a la simulación de la realidad que realizan las obras literarias, cinematográficas, historietas, de animación u de otro tipo, cuando presentan un mundo imaginario al receptor. El término procede del latín fictus (‘fingido’ o ‘inventado’), participio del verbo fingiere. Y que alimentan la mente, tan sólo la lectura (que ya casi no se practica) es nutrir las neuronas escazas de la población, creando habilidades propias y seres pensantes para no ser dominadas y controladas. Esos grandes personajes que nos han llenado de ficción al entretenimiento, son ahora estigmatizados creando división de de pensamientos sociales. La muestra en medios de comunicación con Pepe Le Pew, Speedy González, la película Vaselina, y muchos casos por mencionar. Pero si es aceptado el lenguaje violento en la música denominada Reggaetón y las series de personajes emulando al narcotráfico, la trata de personas, asesinos seriales, por ser una industria millonaria, los ingresos económicos son más importantes que el impacto sobre la mente de las personas. Los medios de comunicación son la fuente principal de información sobre la salud mental para el 90% de la población, especialmente la televisión y los periódicos. Su potencial para promover la salud mental, mejorando así los niveles de educación, sensibilización y conocimiento de la población y cambiando las actitudes, es evidente. Los medios a menudo desarrollan, de forma inconsciente y como parte de la sociedad que son, la labor contraria, perpetuando las falsas creencias y los estereotipos. Y hay que tener en cuenta que tienen una doble función como fuente de estigma: directa sobre las personas con enfermedad mental y sus familiares e indirecta al reforzar las concepciones negativas que tiene la sociedad. Son los gobiernos en el poder, la manipulación de las mentes sociales creando falsos derechos de atención ciudadana, disfrazados de actos humanitarios, que en verdad son el control y el sometimiento por las mentes débiles, producto de la nula educación, estrategia global. En la actualidad existen diversas técnicas para inducir al individuo a consumir tal producto o tal idea, por lo que afirmaríamos, sin temor a equivocarnos, que hemos llegado al punto en que la propaganda y la publicidad se han unido en un solo cuerpo orientado al control y manipulación de las masas. El uso de los modernos medios de comunicación de masas (o mass media) ha potenciado el efecto de las técnicas de control social, induciendo, de una manera cada vez más sofisticada, al individuo hacia el consumismo y a la frivolidad de las cosas de la vida, al mismo tiempo lo distrae de los verdaderos problemas que lo afectan como persona y como sociedad en general. Hoy por hoy, el consumidor se ve en medio de un ambiente complejo, donde las tentaciones que lo incitan a consumir o a comprar son variadas, complicadas y enmarañadas en una madeja de estímulos visuales, auditivos y kinestésicos. Por lo que los publicistas han tenido que buscar las herramientas que les permitan sobresalir ante este maremágnum de estímulos en que se ha convertido el entorno publicitario moderno. Así́ aparece el neuromarketing. La última opinión la tiene usted: Diversidad de libre albedrío o inclusión presionada.